27 Noviembre: San Buda y el greco-budismo

«San Buda»

● Hoy (27 noviembre) se celebra a dos personajes literarios: San Josafat y San Barlaam. Josafat, príncipe pagano de India, durante toda su juventud estuvo protegido del contacto con las miserias humanas, pero tras varias salidas del palacio acabó por descubrir la existencia de la enfermedad, la vejez y la muerte, tras lo cual se convirtió al cristianismo gracias al asceta San Barlaam. Como vemos, a Josafat se le podría llamar «San Buda». Al igual que a Jesús de Nazaret lo llaman «Cristo» (Ungido), a Siddartha Gautama lo apodan «Buda» (Despierto), por haber despertado del sueño de las ilusiones y obtener la consciencia iluminada.

– La vida del príncipe Josafat está sacada de obras budistas, como «Vida de Buda (Buddhacarita)» de Asvaghosa (hacia 50-150 d.C.) y «Lalita Vistara» (siglo III d.C.), ambas obras son relatos legendarios insertados en la biografía de Buda. Su transmisión a Occidente es larga y se inicia mediante una versión maniquea del siglo IV y una traducción árabe en Bagdad del siglo VIII, que se vertieron a otros idiomas y se extendieron por muchos países.

– La obra «Fuente del Conocimiento» de San Juan Damasceno es una enciclopedia de conceptos filosóficos y religiosos cuyo texto contiene uno de los primeros ensayos de teología comparada e incluye un gran número de parábolas y fábulas de origen indio. En esta obra también se incluye la novela «Barlaam y Josafat», que expone las principales doctrinas cristianas aprovechando la vida de estos dos santos indios.

– San Juan Damasceno (675-750) (04 diciembre), así llamado por ser natural de Damasco, era el recaudador de impuestos de los cristianos para el califa omeya Al-Mansur y después se retiró al monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Considerado el último de los Padres antiguos de la Iglesia, escribió muchos libros sobre diversos temas religiosos, en uno de ellos describe la escena de la Asunción de María al cielo tal como fue conocida en el Medievo. Fue un seguidor de las teorías místicas de Evagrio Póntico y destacó en la defensa del culto a las imágenes contra los iconoclastas, lo cual le costó perder una mano que la Virgen le devolvió, leyenda representada en los iconos de la Virgen de las Tres Manos.

– A través de la traducción latina de la versión en griego bizantino, la novela de los dos santos indios obtuvo un gran éxito en el Medievo, difundiéndose a otros muchos idiomas europeos y dando origen a estos dos santos literarios. No fueron incluidos en el santoral católico hasta 1585. Las versiones españolas aparecen con gran éxito en el siglo XIV, y hasta Lope de Vega escribió una obra de teatro dedicada a «Barlaán y Josafat» (1611).

● En resumen, el cristianismo santificó a Buda, sin ser consciente de ello. El historiador portugués Diego de Couto al viajar a India en 1599 conoce la vida de Buda y cree que está copiada de la hagiografía de San Josafat, basándose en las leyendas de la evangelización de India por el apóstol Santo Tomás. Hay que esperar hasta 1859 para que el erudito francés Edouard de Laboulaye descubriera el origen oriental de San Josafat como réplica de la biografía de Buda.

– El nombre Josafat se usó para la transcripción de la palabra bodhisattva, «ser iluminado», a través de las transcripciones de: Bodhisaf y Jodisaf, llegando a igualarlo con el nombre del personaje bíblico Josafat. En el budismo Mahayana («Magna Vía»), un bodhisattva es una persona que tras lograr el supremo despertar, retorna al mundo secular para ayudar a todos los seres vivos a alcanzar la Iluminación. Vienen a ser como personajes arquetípicos que simbolizan a diversas doctrinas y prácticas, estilos de meditación y vías religiosas.

Buda y Apolo

● La conexión entre Occidente e India se llevó a cabo gracias al llamado greco-budismo, un sincretismo entre la cultura griega y el budismo que se dio tras la llegada de Alejandro Magno al extremo noroeste de la antigua India, en especial en Gandhara y Bactriana. El arte y la filosofía de los griegos influyeron en el desarrollo del budismo mahayana, y viceversa, muchos conceptos religiosos orientales se introdujeron entre los filósofos helenistas. Sea como sea, comparten el escepticismo sobre el conocimiento de la realidad, la relatividad de la percepción, la dialéctica de las polaridades, la suspensión de las creencias mediante la duda metódica, etc., aunque también difieren en otros aspectos filosóficos y religiosos importantes.

– Pirrón de Élide (365-275 a.C.), el fundador del escepticismo, pasó un año y medio en Taxila, capital del reino de Gandhara (en el actual Pakistán) como parte de la corte de Alejandro Magno. Durante su estancia en India, se interesó por las ideas del país, y según Diógenes Laercio: «introdujo la doctrina de la incomprensibilidad y de la necesidad de suspender el juicio» sobre los dogmas no demostrados. Siglos después parece que el escepticismo de Pirrón influyó en la filosofía madyamika del budista Nagarjuna, base sobre la que más tarde se formaría el budismo Mahayana. Uno de sus principios es la renuncia a todas las opiniones y creencias, cuyo objetivo era conseguir la «ataraxia», concepto parecido al «nirvana» budista, que viene a ser «tranquilidad, serenidad, calma». Los comentaristas modernos son cautos en atribuir estas concepciones filosóficas a unos o a otros, pero si está claro que hubo trasvases entre ambas. La filosofía escéptica de Pirrón fue desarrollada por Sexto Empírico (~160-210 d.C.), aunque quedó casi ignorada hasta el XVI, cuando resucitó influyendo en los filósofos modernos.

– Las primeras influencias mutuas duraron poco tiempo, no llegaron a 70 años (fines del siglo IV a.C. y primera mitad del siglo III a.C.). Asoka, el tercer rey de la dinastía mauria de India, famoso por sus Pilares donde publicaba sus Edictos, en su edicto XIII cuenta que envió embajadores, misioneros más bien, a los reyes helenísticos para predicar la Ley Sagrada o dharma budista. Más tarde siguieron llegando influencias indirectas a través de Irán y Mesopotamia.

– Las impregnaciones culturales más patentes surgieron con el establecimiento de los reinos indo-griegos en Bactriana y Aracosia, algunos de ellos activos hasta finales del siglo I a.C. Incluso en esa época eran frecuentes las navegaciones de barcos romanos desde el Mar Rojo a India. El representante más famoso del greco-budismo fue el rey Menandro (reinó ~160-130 a.C.), llamado Milinda en los textos indios, el primer europeo budista, que aparece en el texto «Milinda-panhá», en diálogo con el monje Nagasena.

● El influjo de la artes griegas penetró en India unido al Budismo y desde allí se expandieron por todo el arte oriental, con la consiguiente adaptación a los estilos locales. Son ejemplos: la escultura de las escuelas de Gandhara y Mathura y la pintura en las cuevas de Ajanta. De hecho las primeras esculturas de Buda las realizaron los artistas griegos combinando la imagen del dios Apolo con las características corporales atribuidas a Buda, a pesar de que él pidió no ser representado tras su muerte. También es notoria la gran influencia que la astronomia griega ejerció sobre la india.