16 Septiembre: Santos magos y exorcistas

– La fecha tradicional de la fiesta Cypriana, de San Cipriano, era el 14 septiembre, como aparece en el Calendario de Córdoba, pero luego fue trasladada a hoy (16 septiembre), para ceder su día a la fiesta de la Exaltación de la Cruz. En la figura de este santo se mezclan dos personajes: uno histórico, el obispo San Cipriano de Cartago de hoy; el otro es protagonista de una novela de propaganda cristiana, San Cipriano de Antioquía (26 septiembre).

– San Cipriano de Cartago (205-258) se convirtió al cristianismo tras llevar una juventud de vida disipada, exagerada por él mismo para servir de contraste a su posterior ascética cristiana. Después de su bautizo fue nombrado obispo de Cartago. Por el gran influjo que llegó a alcanzar fue conocido como el «Papa africano». Fue uno de los artífices del poder cada vez mayor de los obispos en el control de las iglesias y en cuanto defensor de la colegialidad de los obispos, actuó con autonomía respecto a Roma. San Cipriano murió mártir durante la persecución de Valeriano.

– De San Cipriano de Cartago es la sentencia de que «fuera de la Iglesia no hay salvación», una muestra del exclusivismo redentor del cristianismo, idea que se iría forjando de manera cada vez más acentuada con el paso del tiempo, surgida a partir de una característica típica de las tres religiones abrahámicas (derivadas de Abraham): su intolerancia e incomprensión hacia cualquier otra forma de opinión o camino espiritual, actitud que el cristianismo tomó del judaísmo y que sería seguida por el islamismo.

● Quizá porque el obispo cartaginés siempre mantuvo un gran interés por sueños y visiones, al cabo de los siglos su figura se confundió con un personaje homónimo de novela, Cipriano el Mago, seductor de mujeres casadas mediante artes de hechicería y convertido al cristianismo. Este San Cipriano de Antioquía es «El mágico prodigioso» del teatro de Calderón de la Barca. La mezcla de las dos vidas fue compleja, aunque en esencia, consistió en adjudicar al periodo juvenil del obispo cartaginés el relato legendario del antioqueno, escrito hacia el siglo IV.

– Se dijo que Cipriano era un mago de Antioquía de Pisidia, o mejor un adepto hermético, iniciado en casi todos los Misterios de su época, en especial el de la diosa Afrodita. De hecho su nombre alude a ella, pues Cipriano (o Cebrián) es gentilicio de la isla de Chipre (Kypros) donde se adoraba a Afrodita Cipris o Kypris, la Venus Chipriota. Luego visitaría todos los grandes centros de los cultos mistéricos, en un ambiente de influjo neoplatónico basado en prácticas de teúrgia e invocación de seres espirituales, aunque todo ello se presenta en su hagiografía convenientemente demonizado.

– El punto de inflexión en su vida ocurrió cuando se enamoró de la bella cristiana Santa Justina (26 septiembre) y al fracasar en su intento de conseguirla, recurrió a sus hechizos que le resultaron inútiles. Impotente ante el poder de Cristo y la «virtud virginal» de la joven, rechazó sus artes mágicas, acabó bautizándose y llegó a ser obispo. El conocimiento que había obtenido sobre los demonios, le fue luego muy útil para poder exorcizarlos. Santa Justina es representada acompañada por un dragón dominado, alegoría de su inmunidad ante los conjuros mágicos, y de un unicornio, que alude a su pureza. San Cipriano de Antioquía y Santa Justina son considerados mártires en Nicomedia. Esta santa también es confundida con Santa Justina de Padua (07 octubre).

● El santo mago es recordado en la famosa Cueva de Salamanca, que era la sacristía constituida por una cripta bajo el altar mayor de la Iglesia de San Cipriano, donde se dice que se impartían estudios de artes herméticas, astrología y alquimia desde la época del rey Alfonso X el Sabio, enseñanzas que sus sucesores abandonaron y pasaron a la clandestinidad. Actualmente sólo se conserva la mitad de la sacristía. Leyenda algo parecida ocurre en Toledo con la Cueva de Hércules, que estaba bajo la extinta iglesia de San Ginés.

– En el ámbito rural del norte de España son frecuentes las cuevas naturales llamadas de San Cebrián (o nombres similares derivados de Cipriano) donde habitaban doncellas encantadas por sus padres y liberadas por sus amantes. En las ermitas dedicadas al santo se suelen encontrar rastros de ritos de exorcismo, creencias en piedras protectoras contra el aojamiento, por ejemplo, en San Cibrán de Tomeza (Pontevedra), donde también concurrían los curanderos, llamados pastequeiros, por saludar con el Pax tecum, «La paz sea contigo». Se le atribuyeron muchas oraciones de tan dudosa ortodoxia, que la Inquisición acabó por prohibir. En Galicia, San Cipriano y Santa Comba estuvieron muy relacionados como patrones de una especie de sincretismo popular de cristianismo mágico. Esta tendencia también surgió entre los negros de Brasil, donde la Umbanda tomó la figura de San Cipriano como jefe de los afro-americanos de Bahía, rodeado de una corte de espíritus benéficos para deshacer hechicerías y las malas labores de magia negra.

● La Cena de Cipriano es un relato paródico de la Antigüedad tardía, reelaborado en época carolingia, que influyó en algunas costumbres carnavalescas medievales. El cuento narra la historia de un rey oriental que ofrece un banquete nupcial en la Caná galilea de las bodas evangélicas, al que concurren invitados muchos personajes bíblicos, incluido el mismo Cristo. Antes de acabar la fiesta el rey descubre un robo y es atrapado el ladrón, que es ejecutado y enterrado por los asistentes, para después despedirse y regresar cada cual a su casa.

– Con todas estas connotaciones no es extraño que la Iglesia Católica moderna haya eliminado de un plumazo a San Cipriano y Santa Justina del santoral.

● También le adjudicaron el patronazgo de los buscadores de tesoros y la autoría de varios libros especializados en dicho tema, como el «Libro de San Cipriano«, más conocido en España como el Ciprianillo, un grimorio de fórmulas mágicas, mezcladas con oraciones cristianas, en especial para el desencanto de tesoros, al que adjuntaron en algunas ediciones un folleto burlesco con una lista de lugares de Galicia dónde se podía encontrar riquezas ocultas. En ciertas épocas y lugares, como en la España de los siglos XVI y XVII, los buscatesoros llegaron a constituir una verdadera plaga.

Martinico de aljibe

– Antes de ponerse a excavar era imprescindible ganarse la confianza del «martinico» o guardián de un tesoro, un tipo de duende muy activo en La Mancha y en el norte de las provincias de Jaén y Granada. Pero ocurría que cuando se regresaba al mundo rutinario, después de la búsqueda mágica, a menudo, los tesoros de duendes cambiaban de aspecto, sustancia o forma. El oro o el regalo otorgado por los duendes y hadas se transmuta en un objeto sin valor, como carbón, o en estiércol y excrementos, lo cual ocurría si el martinico descubría que el buscatesoros estaba movido por la codicia, entonces le gustaba provocar bromas pesadas para burlarse del avaricioso. Todo tesoro está guardado por un ser espiritual (ninfa, genio, dragón) que evalúa al aspirante, a quien concede o deniega el tesoro, incluso puede maldecirlo. El lugar donde se encuentran los tesoros es siempre liminal, con carácter sagrado o mágico, y nunca se muestra en directo, hay que saber escudriñar las señales de su presencia. Casi siempre un tesoro es un poder brillante, que resplandece en la oscuridad, tal como el conocimiento ilumina los recovecos olvidados o ignorados del alma. Cuando la mente traspasa el umbral e ingresa en la región de las sombras ocultas, encuentra que abundan las ilusiones y fantasías urdidas para probar nuestra capacidad de intuir los símbolos, que pueden llevarnos al engaño o al desconcierto, si no entendemos nada de lo que ocurre y aparece indescifrable ante nuestra capacidad de discernir, tan solo en algunas pocas ocasiones podemos vislumbrar algunas gotas de sabiduría o intuición.

San Cornelio

● Hoy (16 septiembre) también se celebra a otro santo contemporáneo de San Cipriano de Cartago, el Papa San Cornelio (252). Ambos colaboraron en la defensa de la readmisión de los apóstatas durante la persecución de Decio, en contra del rigorismo de Novaciano. También estuvieron ligados en su interés por la lucha contra las fuerzas demoníacas, de hecho, por su nombre, a Cornelio se le representa con un cuerno en la mano, apéndice que consiguió romperle al mismísimo Satán en uno de los múltiples exorcismos que practicó. Se le invoca contra la epilepsia y las convulsiones infantiles.

– En el Alto Medievo las reliquias de San Cipriano y San Cornelio, que casi siempre aparecen juntos, se trasladaron a la abadía de Compiègne, desde donde se extendió su culto por Francia y Alemania. Se recurre a ambos como abogados contra maldiciones, embrujos y para evitar los efectos de los «aliños», drogas añadidas a la comida o la bebida para atraer el deseo amoroso, seducir a un pretendiente o dejarlo tonto.

– En muchos lugares se instituyeron cofradías de San Cornelio, integradas por casados, cuyo jefe era el «Abad de Locos», el último casado del año que ejercía el cargo durante el año siguiente. Su distintivo más importante era un cuerno que nunca abandonaba mientras actuaba en todas las bodas y bautizos que celebraran en el pueblo. Su misión era alegrar la fiesta, con bailes, chanzas, bromas, armar jaleo y todo lo que se le ocurriera para divertir a la gente. Así se evitaba la presencia de malas influencias, envidias y demonios pululantes. En la tradición popular se decía en broma que a la «cofradía de San Cornelio» pertenece virtualmente todo varón casado, en cuanto posible poseedor de «cuernos».

– El papa San Cornelio es diferente del centurión romano San Cornelio (12 febrero en la Iglesia latina, 13 septiembre en la griega), bautizado por San Pedro, inaugurando así la evangelización de los gentiles.

● Otros santos legendarios que antes de convertirse se habían dedicado a los secretos de la magia y otras artes ocultas fueron San Luciano y San Marciano (252) (26 octubre), quienes fueron cristianizados por la correspondiente doncella cristiana inmune a sus hechicerías.

● Santa Golincuha de Persia (600) (11 julio), fue una maga, en su sentido original, pues nació en una familia de magos persas, hasta que se convirtió al cristianismo.

● Otro patrón de exorcistas es San Ciriaco de Roma (m. 304) mártir legendario romano, junto con dos de sus convertidos, los eunucos San Largo y San Esmeraldo (o Esmaragdo) (los tres, 08 agosto). Esmeraldo es la versión masculina del nombre de la joya, del griego smáragdos.

San Ciriaco y Artemia

– Nombrados diáconos, al ejercer las actividades caritativas propias de su rango, fueron apresados y condenados a trabajar en la construcción de las termas de Diocleciano. San Ciriaco es uno de los Catorce Santos Auxiliadores con patrocinio en casos de posesión diabólica y para alejar tormentas, pues como es bien sabido, están provocadas por los demonios del aire. Su fama le vino por curar a Artemia, hija de Diocleciano, de una enfermedad demoníaca; y más tarde manifestó su poderío con la princesa Jovia, hija del rey Sapor de Persia. Su icono tradicional lo presenta con el diablo encadenado. Por su leyenda, San Ciriaco es semejante a San Vito.

– Una santa asociada a San Ciriaco es Santa Serena (16 agosto), la esposa de Diocleciano, el gran perseguidor de los cristianos, que por esta curación dio libelo de protección a Ciriaco, pudiendo practicar su fe con libertad. Convertida por Ciriaco al cristianismo, cuya fe practicó en palacio, consiguió salvar la vida a muchos correligionarios. Pero con la llegada del emperador Maximiano, Ciriaco y sus compañeros alcanzaron el martirio por decapitación.

● Otro santo, inventado por San Gregorio Magno, muy reconocido por su virtud exorcista es San Fortunato de Todi (537) (14 octubre).

● En Francia, se mezclan las leyendas de San Florencio de Estrasburgo (675) (07 noviembre) y San Florentino de Bonnet (24 octubre, 15 enero), pues de ambos se dicen que fueron príncipes escotos (irlandeses o escoceses) desplazados a Francia.

– San Florencio llegó a ser obispo de Estrasburgo y es considerado apóstol de Alsacia, destacó por devolver el habla a la princesa Batilde, hija de Dagoberto II, tras sacarle un demonio. Se le atribuyen múltiples cualidades milagrosas, entre otras fue proverbial su dominio sobre los animales.

– San Florentino de Bonnet se instaló como porquero, obteniendo la gracia de curar a los enfermos. Ante su capilla se practicaba un curioso ritual durante un novenario para curar a los locos, que incluía una coronación, ablución en agua de manantial e incubación de sueños en la iglesia. Estos ritos duraron hasta finales del siglo XIX.

● Los «perdones» (pardons) bretones aluden a la indulgencia de las faltas y pecados religiosos, aunque su significado es mucho más amplio que el puramente penitencial. Aunque la procesión es el eje central de la celebración, una vez finalizados los actos religiosos se da paso a los festejos con bailes, convites de comida y sidra, así como competiciones de lucha libre, que antiguamente también tenían un sentido sagrado, así el perdón de San Servais, patrón de las cosechas, culminaba con una demoledora batalla a palos entre representantes de las cuatro diócesis de Bretaña para hacerse con la imagen del santo y asegurarse una buena recolección agrícola.

– El centro de peregrinación suele ser una vieja ermita, la procesión se realiza por la tarde y la temporada se extiende desde primavera a principios de otoño. Todas las procesiones tienen algún motivo o punto focal (bendición de los manzanos, del mar, etc.) y su recorrido suele estar perfectamente delimitado con paradas en sitios precisos, a veces con actividades insólitas como el perdón de las mujeres ladradoras en honor de Virgen de las Zarzas en Josselin.

– El más concurrido y largo es el Gran Perdón de Le Folgoët (08 septiembre), en honor de San Salaün, un huérfano ingenuo que vivía junto a una fuente en medio del bosque. La gente le ayudaba, él sólo sonreía y repetía el Ave María. Cuando murió sucedió el milagro de un lirio, surgido de su sepulcro, en cuyos pétalos estaba escrito en letras doradas el saludo angélico. Se erigió una ermita sobre el sepulcro, más tarde transformada en iglesia.

– Otros perdones importantes son los de: San Yvo de Tréguier, el perdón de los pobres; Virgen de Rumengol, el perdón de los cantantes; San Juan del Dedo, cerca de Morlaix, el perdón del fuego; San Ronan, el perdón de la montaña; y Santa Ana la Palud, el perdón del mar. El más famoso de todos es el de Santa Ana de Auray en Morbihan.

● En Carnac, la célebre localidad bretona de los alineamientos megalíticos, se celebra el Gran Perdón o procesión mayor en honor de San Cornelio, en el cual el ganado ocupa un papel protagonista. Se cree que el santo papa sustituyó a Cernunnos, el dios astado celta. De hecho las raíces indoeuropeas de ambos nombres, así como el de Carnac, remiten a «cuerno».

San Ronan

● En Locronan se celebran en honor de San Ronan: cada año la pequeña Procesión (domingo siguiente a 15 julio); y cada seis años la Gran Procesión (Grand Troménie), este periodo sexenal recuerda la ordenación de años del calendario de Coligny. La troménie, de tro minihy, significa «alrededor del monasterio», por rodear las posesiones monacales o parroquiales, en sustitución de las antiquísimas circunvalaciones en sentido horario de lugares sagrados o de los límites de los territorios tribales. En Locronan se rodea un rectángulo con el lado largo en sentido este-oeste (E-O), dicho contorno fue marcado por dos toros salvajes uncidos a un arado. En el trayecto de la procesión se encuentran algunas piedras asociadas a ritos de fecundidad y un menhir, ahora desaparecido, que constituía la estación principal de la troménie.

– San Ronan o Renan (siglo V) (01 junio), de origen irlandés, se estableció en una ermita del nemeton o Bosque Sagrado de Nevet que luego adquiriría su nombre de Locronan (Loc Ronan = «Lugar de Ronan»), y se le considera obispo, aunque se ignora su sede. Fue acusado por una mujer de ser hombre-lobo y el jefe local lo sometió a una ordalía para probar la denuncia. Lo enfrentó a dos perros fieros, enemigos mortales de los lobos, pero al santo le costó muy poco apaciguarlos con la señal de la cruz. También es famoso por haber apresado al diablo al engancharlo con su báculo. Cuando murió los bueyes que llevaban la carreta con los restos del santo se detuvieron en Plozévet y allí lo enterraron, pero sus vecinos de Locronan robaron el cadáver y le dedicaron una iglesia prerrománica para poder gozar de los milagros y curaciones realizados por intercesión de San Ronan. Su tumba es aún venerada. Como su procesión cae en plena Canícula y por los perros de su leyenda adquirió fama de protector contra la rabia.

San Teilo

● La procesión de Landelau se realiza en honor del recorrido nocturno que el galés San Teilo o Telio (Saint Théleau, 580) (09 febrero) realizó cabalgando sobre un ciervo para constituir su parroquia, el trayecto que transcurre por viejos caminos se efectúa el domingo de Pentecostés. La misma leyenda se cuenta de otro galés emigrado a Bretaña, San Edern (siglo IX) (26 agosto), que también montó de noche a lomos de un ciervo y con la misma intención de conseguir delimitar un amplio terreno en la comarca de Qimper, donde varias poblaciones lo tienen como santo patrón. Posiblemente estos dos santos son el desdoblamiento de un mismo personaje, pues en la leyenda galesa, Edern, que cabalgaba sobre un ciervo, es hijo del dios Nuz y uno de los primeros amantes de Ginebra, diosa que luego perviviría como la esposa infiel del Rey Arturo. En Gran Bretaña persiste la fiesta de los «hombres-ciervo» en la localidad de Abbot’s Bromley (Staffordshire).