19 Febrero: Las Cuatro Témporas del año

LAS CUATRO TÉMPORAS DEL AÑO

● Las Témporas derivan de las ceremonias periódicas de purificación que incluyen ayunos, purgas, abluciones, abstinencias, etc., como preparación para los grandes ritos estacionales del año, en muchas religiones. En casi todas las culturas se han establecido periodos especiales de súplica para pedir la protección de los grandes acontecimientos del año, por ejemplo, entre los pueblos agrícolas, la siembra y la recolección (arada, siega, vendimia, …) eran motivo de cuidadosas ceremonias de propiciación.

– El modelo más cercano de las Témporas se tomó de de las solemnidades romanas populares en las cuales de celebraban ceremonias para pedir la bendición de las cosechas: en junio para pedir una cosecha abundante (feriae messis); en septiembre para la recogida de la uva (feri vindimiales); y en diciembre para la siembra (feriae sementivae). No tenían fecha fija y los pontífices las determinaban cada año con antelación. A estas tres «ferias» la Iglesia agregó una cuarta en primavera. En el libro bíblico de Zacarías se recomienda que se observe un ayuno especial en los meses 4º, 5º, 7º y 10º.

● Las Cuatro Témporas del Año (Quatuor Anni Tempora = Cuatro Estaciones del año) son ciclos de oración y penitencia, pero también de acción de gracias y petición de ayuda espiritual, que celebraba la Iglesia Católica en fechas cercanas al final de cada estación anual, como preparación para la siguiente. Cada témpora se efectua los días miércoles, viernes y sábado de una semana.

– Al principio los ayunos de Témporas eran de rigor más intenso que el ayuno habitual de miércoles y viernes, y durante esa semana se incluye el sábado, para realzar la vigilia del domingo. «El día de ayuno víspera es de disanto, salvo en las témporas cuatro», disanto es «día santo» o fiesta litúrgica.

– Se concluye que en su origen eran celebraciones de tipo climático, ligadas a la agricultura, aunque al adquirir un cuarto componente parecían relacionarse con el aspecto astronómico de las cuatro estaciones anuales. Pero el interés de la Iglesia Católica al instituir las Témporas era simplemente cristianizar las prácticas de estos cultos agrarios, y ligarlas a sus propias grandes celebraciones religiosas, como el Ciclo Pascual o el Adviento de Navidad.

● Se dice que fueron establecidas por el papa San Calixto (222), en imitación de la tradición judía del Calendario de los Jubileos, en el cual miércoles y viernes tenían atribuido un valor simbólico de inicio y fin de un ciclo, aunque también su posición dentro de la semana, feria 4ª y 6ª, les daba un valor en la simbólica de los números, mientras que los sábados de las Témperas fueron designados para conferir las órdenes sagradas. Los fariseos, sin embargo, establecieron lunes y jueves como días semanales de ayuno. En España estos tres días de la semana se asemejaban a otros grupos, por ejemplo, los asociados a los días que llevan «r» en su nombre (martes, miércoles, viernes), considerados nefastos, recordemos: «En martes, ni te cases, ni te embarques».

– Alrededor del siglo X en Francia las témporas ocurrían, según la distribución de meses en esa época:

1) 1ª semana del 1º mes, Marzo. 

2) 2ª semana del 4º mes, Junio.

3) 3ª semana del 7º mes, Septiembre. 

4) 4ª semana del 10º mes, Diciembre.

– En este esquema se observa que las Témporas se practican cerca de los cuatro días hitos del año, llaves que abren las cuatro estaciones, y que al ocurrir en una semana diferente, quizá se recordara que primitivamente cada purificación debía hacerse durante un cuarto de lunación distinto.

Puntos rojos: Días solsticiales y equinocciales 
Puntos amarillos: Semanas de las Témporas

● Las Cuatro Témporas fueron prescritas oficialmente en su forma definitiva por Gregorio VII a finales del siglo XI como breves ciclos litúrgicos estacionales, cambiando la dos primeras témporas para que coincidan con el ciclo pascual.

1) Comienzo del ciclo pascual, 2ª semana de Cuaresma, la siguiente al Miércoles de Ceniza.

2) Final del ciclo pascual, semana después de Pentecostés.

3) Semana siguiente a la Exaltación de la Cruz (14 septiembre) o Témpora de San Mateo (21 septiembre).

4) En Adviento, semana siguiente a Santa Lucía (13 diciembre), previa a la Navidad.

– Sin embargo, las Témporas apenas se han practicado y nunca han tenido celebración litúrgica propia.

Las Cuatro Témperas terapéuticas de la medicina galénica

– En ambientes más eruditos, a las Témporas les añadieron equivalencias alegóricas, debido a su estructura cuaternaria. Así San Juan Damasceno consideraba que estos ayunos equilibraban los movimientos que causan en el cuerpo humano los cuatro humores de la medicina galénica durante las cuatro partes del año y se practicaron como ejercicios terapéuticos, en prevención de los trastornos estacionales:

EstaciónElementoHumor corporalCualidad
1- PrimaveraAireSangreCálida y húmeda
2- VeranoFuegoBilis amarilla (colérica)Cálida y seca
3- OtoñoTierraBilis negra (melancólica)Fría y seca
4- InviernoAguaFlemasFría y húmeda

– La Primera Témpora sirve para aplacar el humor sanguíneo (cálido y húmedo), que con la primavera que se avecina, aviva el ardor de la concupiscencia. De ahí el refrán «La primavera la sangre altera».

– La Segunda Témpora de ayuno, de preparación para el verano, reprimía el humor colérico (cálido y seco) que como su nombre indica excita las emociones violentas: ira, cólera, rabia. Hubiera pegado mejor la semana anterior a Pentecostés, en luna oscura y con la incertidumbre del periodo entre la desaparición de Cristo tras la Ascensión al cielo y la manifestación del Espíritu Santo en la tierra.

– Se celebra la Tercera Témpora de ayuno, como preparación al otoño. Así disminuía el humor melancólico (seco y frío), que tiende a la tristeza.

– Embutida en Adviento, la última semana antes de Hiberdia, se ayunaba la Cuarta Témpora, como preparación para el invierno y que no creciera el humor flemático (frío y húmedo), que nos paraliza con el embotamiento y la desgana.

Témporas de cabañuelas

– En el ámbito popular las témporas sirvieron más bien como días de vanos vaticinios sobre el tiempo climático de la estación anual entrante, al estilo de las cabañuelas y de los pronósticos meteorológicos de las primitivas fechas del calendario estelar. Se basaban especialmente en la observación del viento dominante durante esos días. Algunos cabañuelistas, para parecer más científicos, las han trasladado a las semanas en que ocurren los solsticios y equinoccios. Así que siguen «confundiendo el culo con las témporas», aunque en el origen del dicho las témporas se referían a ambos lados de la cabeza, donde están situados los huesos temporales del cráneo. Las sienes se decían tempora en latín, por ser el lugar donde aparecen más frecuentemente las canas del cabello, denotando el paso del tiempo.