SAN ISIDRO LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA CABEZA
Orto matutino de Las Pléyades

● Los días de mediados del mayo actual estaban asociados con el orto matutino de Las Pléyades, clásicas estrellas anunciadoras de la lluvia y temibles si aparecían con heladas tardías con afectación de todos los cultivos. El asterismo de Las Pléyades, universalmente conocido, estaba asociado con la lluvia. En la tradición popular española pasaron a ser las Cabrillas, quizá por confusión con el asterismo de la constelación Auriga que forma un triángulo: Almaaz, y las dos Hoedus, próximo a la brillante estrella Capella («Cabrilla»). Aunque el nombre de Cabrillas también se aplicó a las tres estrellas del cinturón de Orión. En la misma constelación de Tauro se encuentran las Híades, en griego las «Lluviosas».
● En el Calendario de Córdoba se recogen cinco anwas que marcan días de «calores intensos» (wagarat) en coincidencia con los ortos matutinos de:
· 1) Pléyades (hoy, 15 mayo), de hecho en España ya pasada la mitad de primavera, sobre mediados de mayo suele haber una ola de calor.
· 2) Aldebarán (28 mayo).
· 3) al-Yawza, estrellas de Géminis indefinidas, a mediados de junio.
· 4) Sirio (17 julio), comienzo de la Canícula.
· 5) Canopo (14 agosto), en países mas australes.
– «Las calores» desaparecían con el orto matutino de Arturo (16 septiembre).
● En la Europa mediterránea el inicio de la época de calor puede ser perjudicial en las regiones más sureñas. Una vez superados los últimos baches de frío intempestivos, en los calendarios árabes y andalusíes la llegada de mayo era indicio del comienzo del verano climático y sus primeros calores, y de preparación para las faenas de la siega. Para los árabes medievales el orto matutino de Las Pléyades anunciaba la primera ola de calor, muy delicada para los cultivos, pues los «golpes de Sol» pueden arruinar el grano. Además de los cereales, las lluvias de mediados de mayo eran importantes para los cultivos de la viña y del olivo, pues daban a la tierra la humedad suficiente para aguantar el periodo seco y cálido del verano.
– En la Europa cristiana muchos santos fueron elegidos como patronos o intercesores por los agricultores por diversas causas: porque en su vida hubieran destacado como protectores de determinados cultivos; por celebrarse su fiesta en fechas coincidentes con las tareas del campo y épocas meteorológicas; o por coincidir dichas fechas con los fenómenos astronómicos marcados por los almanaques (fases lunares, ortos y ocasos de estrellas, comienzo y mitad de estaciones solares).
– Todo este batiburrillo de nociones astronómicas, o más bien astrológicas, combinadas con el conocimiento empírico de la meteorología de cada comarca, y otros conocimientos prácticos de la agricultura y la ganadería, dio lugar a una cultura popular que añadida a las creencias religiosas provocó una mezcla de tradiciones dificíles de discernir, pero que mantuvieron una cierta coherencia, hasta que fueron barridas en los tiempos modernos.
San Isidro Labrador
● San Isidro (1080-1172) (hoy, 15 mayo), gañán de profesión, ejerce el patrocinio de los labradores españoles y el patronazgo de la villa de Madrid. Su leyenda se forjó con tradiciones populares locales y recogida por escrito en 1275, aunque luego no dejó de crecer.
– San Isidro era un mozárabe nacido en Madrid, perteneciente a la taifa musulmana de Toledo, aunque pocos años después la villa fue conquistada por Alfonso VI. Con la amenaza de la invasión almorávide se refugió en Torrelaguna (entonces pertenecía a Uceda, y actualmente a la provincia de Madrid) donde conoció a la joven María Toribia, con quien contrajo matrimonio. Juntos marcharon a Caraquiz (Uceda, Guadalajara), aldea en la que Isidro se dedicó a cultivar las tierras. Más tarde, el terrateniente Juan de Vargas lo llamó a Madrid para trabajar sus campos, instalándose el matrimonio junto a la iglesia de San Andrés, en una casa propiedad de su patrón.

● En su hagiografía se destacaron sus milagros acuáticos, alcanzando fama como zahorí y pocero, pues tenía mano de santo para encontrar vetas de agua, abrir pozos en zonas secas y hacer surgir manantiales que brotaban a golpe de báculo. Su otra especialidad eran los portentos alimentarios, como la olla inagotable, capaz de alimentar a muchedumbres de pobres, o la del molino, pues tras dejar trigo para dar de comer a unos pájaros, al moler el grano no hubo merma en la harina. Incluso resucitó a la hija de su señor, una niña a quien tenía gran aprecio, y a su propio hijo lo salvó de ahogarse al caer a un pozo, con sus oraciones consiguió que las aguas subieran sacando al niño indemne.
– Su icono más conocido lo representa rezando de rodillas, mientras un ángel le ara el campo, agarrado con una mano a la mancera de la esteva, mientras con la otra azuza con la aguijada a la yunta de bueyes. Los campos que él cultivaba para su amo producían el doble que los vecinos. El centro de su culto es la iglesia de San Andrés de Madrid.
● En España, San Isidro recoge la antigua función de protector de la agricultura ejercida por diversos dioses paganos: «San Isidro labrador, de cosechas salvador», y a pesar de tener un culto moderno, ha conseguido ser uno de los santos más venerados por los campesinos españoles, gracias a sus facultades de zahorí para encontrar agua y hacerla subir desde el fondo de la tierra, los poderes milagrosos de sus reliquias para atraer la lluvia y su capacidad de proveer alimentos, «San Isidro labrador, reparte el agua y el sol», aunque otro refrán puntualiza que «San Isidro Labrador quita el agua y trae el sol». En sus procesiones se lanzaban semillas de trigo o de legumbres. Isidro, contracción de Isidoro, proviene del griego Isis-doron, «don de Isis», la nutrición procurada por la madre tierra. Hoy también se recuerda a San Isidoro de Quíos, mártir legendario, marinero de profesión.
– Su fiesta primitiva era el Domingo de Quasimodo, el siguiente a la Pascua Florida o Domingo de Resurrección, hasta que se fijó en hoy, a raíz de su canonización en 1622, gracias al influjo directo de la Corte española, que quería ensalzar la capital con el aura de la santidad.
Santa María de la Cabeza y San Illán

● Según una leyenda muy tardía, San Isidro estuvo casado con María Toribia, santificada como Santa María de la Cabeza (1175) (09 septiembre), famosa por su capacidad de trasflotar sobre la superficie del agua. El culto a su esposa tuvo su origen en el cráneo expuesto de la ermita de Torrelaguna, muy cerca de Caraquiz, sacado para implorar la lluvia en épocas de sequía. El apelativo «Cabeza» parece radicar en que la ermita se hallaba junto a la Peña Rasa, antes llamada Errasa, que en árabe significa «cabeza». Si fuera así, estaría emparentada con los «cabezos» (cerros o montes) de las Vírgenes de la Cabeza. Se dice que conoció a su marido en Torrelaguna y después se trasladó a Madrid con su esposo. Una vez que enviudó regresó a las aldeas de Uceda, donde realizó milagros en la ermita de la Virgen de la Piedad de Torrelaguna (actualmente en ruinas).
● El matrimonio tuvo un hijo, San Illán (16 mayo), seguidor de su padre en realizar milagros de agua y labores del campo, aunque se le recuerda más por ser abogado contra la rabia. Se mantiene su culto en la ermita de San Illán en Cebolla (Toledo), con romería en el tercer domingo de septiembre, fecha próxima a Automdia, y en el vecino pueblo de Illán de Vacas.
● En España se recuerda hoy a los Siete Santos Varones Apostólicos, algunos de ellos se adaptaron a patrocinios agrícolas, como ocurrió con San Hesiquio o Isicio en Cazorla, donde celebraban la fiesta del «arbujuelo» o arbolillo con roscas de pan en sus ramas.
SANTOS LABRADORES DE MAYO Y DE LAS HELADAS TARDÍAS
Santos Labradores de Mayo

– San Isidro encabeza una ristra de santos labradores de mayo:
● San Segundo de Asti (30 marzo, aunque es celebrado el primer martes de mayo), mártir legendario invocado en Italia contra las heladas de las viñas.
● San Vendelino (534-617) (20 abril), ermitaño de Los Vosgos, al parecer de origen escoto, dedicado a guardar los rebaños de un rico señor. Como le ocurrió a San Isidro, su dedicación a la oración le valió las críticas por el supuesto abandono del rebaño, pero cuando el amo comprobó que los animales se recogían ellos solos en los establos en completo orden, lo eximió del trabajo y le construyó una celda junto al monasterio de Toley en Tréveris, del que luego fue abad. Es invocado contra las epidemias de los animales.
● San Arador (22 abril), un mártir sirio desconocido representado labrando el campo.
● Beato Alberto Labrador (1214-1279) (07 mayo), natural de Villa de Ogna (Bérgamo) así denominado por el mismo motivo que San Isidro, pero en su caso su caridad cristiana no fue aceptada por su esposa y familia, quienes lo expulsaron de la hacienda paterna, dedicándose a peregrinar.
● San Servacio de Tongres (300-384) (13 mayo), un misionero armenio, nombrado obispo de Tongres en Bélgica, es protector contra heladas y plagas de ratas y ratones, alivia los reumatismos y dolores de pies. Después de ser enterrado en Maastricht, su tumba se consideró milagrosa, pues siempre aparecía seca. La basílica edificada sobre ella es lugar de peregrinación.
● San Bonifacio de Tarso (307) (14 mayo), mártir legendario de Tarso, representado con una espiga de cebada ya que llegó a ser patrón de la cerveza y de las fiestas y diversiones de estas fechas, por lo que muchos creen que sustituyó a algún ritual de embriaguez sagrada. Atrae el buen tiempo atmosférico, o la lluvia cuando es necesaria en primavera. Quizá porque su nombre, «hacedor del bien», algunos lo interpretaron como procedente de bonus fatum, significa «buen hado, buen augurio».
● San Gentil de Monteux (Saint Gens, 1104-1127) (16 mayo) fue un joven retirado del mundo en el valle de Beaucet, ejerciendo de labrador y famoso por tener una facilidad pasmosa para conseguir agua, de fuentes o de lluvia. Se sigue celebrando la romería a su ermita, una de las más antiguas de Provenza. Se lo representa con un buey y un lobo con los que araba el campo.
● En Gubbio (Umbría), antigua Igubio, se celebra mañana la Carrera de los Cirios (ceri) en honor de su patrón el obispo San Ubaldo (1085-1160) (16 mayo), amigo de Federico Barbarroja. Los «Cirios» son tres altas y pesadas construcciones de madera coronadas por las estatuas de los santos patronos de los estamentos productivos de la ciudad: San Ubaldo, de los albañiles; San Jorge, de los comerciantes; San Antón, de los labradores. Se transportan sobre la espalda en una carrera a través de las calles de la ciudad hasta la basílica situada en la cima del Monte Ingino, lugar donde se conserva el cuerpo incorrupto de San Ubaldo.
– Los rituales seguidos en esta fiesta parecen guardar relación con los rituales propiciatorios de primavera descritos en las «Tablas Eugubinas» o de Igubio, un texto muy importante por contener la descripción de un ceremonial de la Antigüedad clásica.

● Con el mismo nombre en femenino es Santa Ubaldesca de Pisa (1136-1206) (28 mayo), monja hospitalaria de la Orden de Malta protectora de los frutos del campo, conocida como la «Santa del Pan y del Vino», por sus milagros para conseguir alimentos. En su icono aparece con un ramo de uvas en una mano y una espiga en la otra. En España se la conmemora en Useras (Castellón) donde es conocida como Santa Waldesca.
● De San Walstano (1016) (30 mayo), se dice que era un noble que se dedicó a labrar su granja de Bawburgh (Norfolk, Inglaterra) y hacer caridad a los pobres. Era patrón de los segadores, protector de los terneros e invocado en los accidentes de las labores del campo.
Santos de las Heladas Tardías
● En la Europa continental los santos de los días entre 11 y 15 mayo: San Mamerto de Vienne, San Pancracio de Roma, San Servacio de Tongres (o San Pedro Regalado en España), San Bonifacio de Tarso y San Isidro Labrador (o en Alemania, Santa Sofía «la Fría» o de Roma), eran llamados los Santos de las Heladas, pues uno de sus cometidos era proteger contra las últimas heladas nocturnas primaverales, que a veces ocurren por estas fechas, si irrumpen flujos meteorológicos procedentes del norte trayendo días gélidos.
– Este recrudecimiento fresco, lluvioso y revuelto, se conoce como la «Borrasca de San Isidro» o «Inviernillo de mayo», para diferenciarlo del que ocurre a fines de abril por San Jorge y San Marcos. En las zonas más continentales de Europa incluso se temían las heladas tardías de fines de mayo. En tierras castellanas: «Helada de san Bernardino, quita pan y no da vino» (20 mayo), «Lluvia por santa Quiteria, la cosecha y la miseria» (22 mayo), «Helada de santa Rita, todo lo quita» (22 mayo), o tan tardía como la de San Urbano (25 mayo): «Hasta san Urbano, no está libre de hielos el hortelano», o «Hasta que no pasa san Urbano no te vistas de verano»; todas las heladas pueden acabar con los cultivos recién sembrados en los huertos o en las vides. Y si no eran heladas podían ser granizos: «Los fríos de mayo traen granizadas de junio».
– En los países mediterráneos esto solía ocurrir unas semanas antes, «El invierno no es pasado mientras abril no ha terminado», «En luna de abril tardía, ningún labrador confía», «Por Dios y los santos mil, que no pase a mayo la luna de abril», «Si hiela por Santa Engracia, la viña se desgracia» (16 abril). Sin embargo España a mediados de mayo es más frecuente una ligera subida de temperatura llamada el «Veranillo de las rosas» y o «del ruiseñor».
– Como ocurre desde fines de invierno hasta bien entrada la primavera son temibles las heladas tardías de funestas consecuencias sobre tallos y retoños. En especial las «heladas negras» así llamadas por aparecer las plantas oscuras debido a la congelación de los tejidos vegetales. Suele ocurrir cuando se ha formado escarcha o helada blanca durante el día, que no es dañina para las plantas, y al bajar la humedad, el frío nocturno se ceba en el agua del interior de brotes, hojas o troncos, por eso meteorológicamente hablando no es una helada en sentido estricto. También se producen por la llegada (advección) de vientos muy fríos y secos. Por este motivo, la Luna de Mayo era conocida en la tradición popular de Europa central como «Luna quemadora«, porque en las noches claras de esta época se produce la helada negra, cuyos efectos se parecen a la quemadura en brotes y hojas tiernas de plantas y árboles. La adjudicación a Luna de estos daños vegetales es un buen ejemplo de confusión en la relación entre causas y efectos.
– Otro tipo de afección de las plantas por el frío primaveral son las heladas de evaporación, que ocurren después de amanecer, cuando los primeros rayos de sol evaporan el rocío que recubre las plantas, provocando que se marchiten los retoños o capullos en la parte de los árboles orientada al Este. Por eso: «Quien quiera tener ovejas mil, líbrelas de las heladas de marzo y de los rocíos de abril». El vocabulario de los agricultores es rico en expresiones para referirse al estado en que quedan árboles y cultivos tras una noche de helada, aunque la explicación de atribuirla a Luna sea incorrecta.
Letanías Menores

– Durante el triduo en luna menguante que precede al día de la Ascensión se celebraban las Letanías Menores, procedentes de las solemnes rogativas instituidas en Francia por el obispo San Mamerto de Vienne (475) (11 mayo), en agradecimiento a todos los santos de la corte celestial que libraron al pueblo del ataque de los lobos, bajados de las montañas debido al hambre provocada por las heladas tardías que asolaron el país en plena primavera. En otras versiones es justo por lo contrario, las Rogativas defienden contra incendios y sequías. Las letanías son la cristianización de las rogativas (rogationes) o procesiones paganas con propósitos similares.
– Como ocurría en las Letanías Mayores de San Marcos (25 abril), la procesión de las Letanías menores salía de la iglesia hasta las cruces de los humilladeros en las entradas, salidas y otros aledaños del pueblo, desde donde se divisaban los campos. El sacerdote santificaba los cultivos y las primicias de los frutos y pedía al Señor de los Cielos que bendijera con agua a la tierra, en la época en que más falta hace que llueva. Teóricamente la procesión debía dirigirse a los cuatro puntos cardinales de las afueras de la población, acompañados por banderas, estandartes e insignias de las instituciones y estamentos sociales. En algunos casos adquirieron un tamaño enorme, como los «Pendones de Astorga», que se llevan, recorriendo casi 20 kilómetros, campo a través, desde el santuario de Castrotierra de la Valduerna hasta la catedral de Astorga. La procesión, surgida como rogativa para pedir la lluvia en mayo, acompaña a la Virgen de Castro, así llamada por situarse la ermita de la Virgen en lo que fue un castro prerromano. Una romería parecida tiene lugar a principios de junio en la comarca zamorana de Sayago llamada de los «Pendones viriatos» hasta la ermita de la Virgen del Castillo en Fariza.
– En Francia formaba parte del cortejo un gran dragón de mimbre a cuyas fauces abiertas el pueblo arrojaba frutos y regalos. De esta evocación del antiguo Dragón de las Nubes, ha persistido la célebre Tarasca de Tarascón. La mayoría de estos dragones procesionales degeneraron en simples alegorías morales del demonio o del mal, subyugados por la virtud.
– En Estonia, la Víspera de la Ascensión era uno de los tres días de primavera, llamados por los campesinos con el nombre de «Días de la Cruz», muy temidos si soplaban los vientos fríos del norte, atribuidos a las maquinaciones de los brujos finlandeses, con la maligna intención de provocar fiebres intermitentes y artritis en sus vecinos del sur.