ASCLEPIO Y LA INCUBACIÓN DE SUEÑOS
Fiesta mayor de Asclepio

● En la antigua Grecia la primera luna menguante de otoño era el momento ideal para realizar incubaciones de sueños. Hacía el día 19 Boedromión se celebraba la fiesta mayor de Asclepio en su lugar ancestral de Epidauro, sede central de un culto que llegó a disponer de varios centenares de templos repartidos por las orillas del Mediterráneo. En su honor se instauró el día de la Epidauria en los misterios de Eleusis.
● Asclepio era el dios griego de la medicina, hijo de Apolo y de la princesa Coronis («Cuervo») que murió en el parto. Abandonado en el monte Mirtio de la región de Epidauro, fue amamantado por una cabra y cuidado por un perro. De joven se educó al cuidado del centauro Quirón, quien le enseñó los principios de la medicina y la resurrección de los muertos. Su familia está compuesta por diversas alegorías de conceptos médicos, su esposa es Epione (o Epíome) = «Calma», y sus hijas son: la sanadora Higía o Higieia = «Salud», de donde deriva «higiene»; la farmacéutica Panacea = «Curalotodo»; la enfermera Yaso; la partera y oculista Egle; y un hijo, Telesforo se encargaba de la convalecencia, pues «lleva a cabo» un buen resultado: la sanación. En La Ilíada aparecen Podalirio y Macaón como hijos adoptivos de Asclepio, en cuanto que son médicos. El icono clásico de Esculapio presenta a un varón barbudo que porta un bastón nudoso y acompañado de sus emblemas animales: cuervo negro diurno y lechuza blanca nocturna de inspiración, perro guardián y serpiente de renovación.

Los asclepeia
● Sus santuarios se situaban en parajes sagrados, con cueva y fuente, en montes cercanos al mar, ricos en hierbas medicinales. Los santuarios porticados de Asclepio, y también los de Serapis y otras divinidades, se parecían a los balnearios actuales, contaban con hospederías para los enfermos, salas de consulta para los intérpretes, y lugares de ocio: bibliotecas, gimnasios, baños y teatros. Alrededor de los edificios principales o en los pueblos cercanos se instalaban talleres para suministrar amuletos, exvotos, placas grabadas con epígrafes para agradecer las curaciones. Una organización muy parecida a una gran empresa moderna de servicios balnearios médicos.
De la casa madre en Epidauro dependía una extensa red de sucursales, entre las que destacaron los templos de: Éfeso, de donde surgió una famosa escuela de interpretación de sueños; Cos, cuna de la célebre escuela hipocrática de Medicina, germen de la medicina empírica; Pérgamo, el más famoso en época helenística. En Roma, Asclepio se llamó Esculapio (Aesculapius) cuyo culto llegó a raíz de una consulta a los Libros Sibilinos, con motivo de una peste en el año 294 a.C. Una serpiente de Epidauro, que venía en la nave, desembarcó en la isla Tiberina donde se situó el santuario.
● Asclepio tenía el poder de arrancar a los hombres de los brazos de la muerte, o sea, podía resucitar a los muertos. Aunque fue fulminado por Zeus, los griegos le rindieron culto como si fuera un dios, hasta que se acabó asumiendo para él la condición divina, lo cual indica el carácter tardío de su culto, a partir del siglo VII a.C. Luego evoluciona entre los siglos VI y V a.C., y queda organizado en sus santuarios de peregrinación, llamados «Αsklepeia», mitad santuario mitad hospital, edificados en lugares frescos y altos, buscando climas benignos con aires sanos y aguas terapéuticas, para bebida o baños y bosques adyacentes. Estos santuarios siempre poseían jardines de plantas medicinales cultivadas, cuyos frutos, hojas y flores, servían para fabricar emplastos y medicamentos sencillos. Una planta frecuente eran la adormidera usada como droga opiácea para sedar a los enfermos y propiciar el sueño.
● Asclepio no fue el único patrón de la incubación en Grecia, pues también se practicaba en otros santuarios de héroes, como en el de Trofonio en Lebadea y el de Anfiarao en Oropos. De hecho dormir en un recinto sagrado, cualquiera que fuera la deidad a la que estuviera dedicada, era casi sinónimo de incubación. En caso de urgencia podía servir cualquier sitio, aunque se requerían ciertas condiciones o ritos: covachas excavadas en la tierra; cimas de montes; entre las ramas de un árbol, lo más cerca posible de la copa; interior de cuevas o abrigos de roca; etc.
Incubación de sueños
● La incubación onírica o de sueños (incubatio en latín, enkoimesis en griego) se refiere a la práctica por la cual una persona busca evocar sueños con intención de recibir consejos, curación de problemas físicos o mentales, o cualquier otro propósito que favorezca la toma de decisiones, o propicie una actuación eficaz que resuelva la demanda solicitada. Onírico procede del griego oneiros (= sueño), que al igual que ocurre en muchos idiomas, no sólo se aplica en sentido estricto a las imaginaciones mientras dormimos, también a fantasías despiertas, visiones de trance o meditación, y otros estados límites de duermevela.

● Uno de los ejemplos más antiguos de incubación onírica se representa en la Diosa Dormida del hipogeo de Hal Saflieni en la isla de Malta (III milenio a.C.). Los ritos de inducción de sueños se documentan en Mesopotamia, donde están presentes en el relato de Gilgamesh, o entre los hititas, practicantes asiduos de este método para obtener respuestas en momentos de crisis. En la tradición de Ugarit (siglo XIII a.C.) se conservan relatos del ritual de incubación en el templo de Baal, para pedir al dios tener hijos o consuelo en situaciones de profunda aflicción. En el Egipto antiguo, Imhotep y más tarde Serapis se encargaron de los ritos incubatorios. En Grecia, los primeros cultos incubatorios conocidos parecen tener su origen en santuarios neolíticos de la Madre Tierra, suplantados por dioses helenos, como Apolo. En el periodo arcaico existía en el santuario de Epidauro un templo dedicado a un Dios curador citado como Apolo Maleatas, dios curador de la peste y la colitis.
● A partir del siglo V a.C. Asclepio se especializó en la curación mediante la inducción de sueños, por el proceso de incubación onírica. Después de la peregrinación al templo, el solicitante participaba en ritos previos para prepararse adecuadamente, mediante purificaciones, ayunos, cánticos y sacrificios. Después en el pórtico del templo dormía «incubado», o sea acostado, yaciendo sobre pieles para esperar la intervención divina mientras duerme, pero la postura también tenía la connotación de calentar el alma, para disponerla convenientemente a recibir el sueño, como ave que se recuesta a empollar los huevos. Las serpientes discurrían entre los durmientes y se consideraba un buen augurio que lamieran al soñador.
– En el desarrollo de estos ritos se han estudiado diversas épocas, aunque sin una delimitación clara. Al principio, el propio Asclepio, presentándose en el sueño con diversas figuras y por distintos medios, obraba la curación instantánea de la enfermedad. En otros casos la sanación se demoraba hasta cumplir las prescripciones, revelaciones o mensajes del propio dios. Más tarde, cuando el sacerdocio del templo se fue imponiendo, el dios aconsejaba remedios terapéuticos o tratamientos simbólicos, a menudo de difícil comprensión, que debían ser interpretados por los especialistas del templo. Esta evolución también se dio en muchos oráculos. En Delfos, las inspiracione divinas directas se fueron haciendo más raras y se cubrieron de alegorías y metáforas que requerían una adecuada exégesis, función que se atribuyeron para sí mismos los cuidadores e intérpretes del templo, con lo cual los «mensajes divinos» podían ser fácilmente manipulados.
● La mayor parte de las curaciones se debían más bien a varios procesos sugestivos. Uno era el entorno, los santuarios solían estar ubicados en montes ricos en plantas medicinales, con fuentes y bellas panorámicas. El otro, más influyente, se debía al ambiente cultural, pues se estimulaba el contacto con otros consultantes, la inducción de los administradores del templo y las propias expectativas del paciente. Se cree que además de los sueños estrictos, bastantes de las experiencias obtenidas eran más bien fantasías en estados de duermevela o trances autohipnóticos, vividos como revelaciones y visiones espirituales. También influía el efecto de «noche nueva» o extraña, pues dormir en un ambiente diferente al habitual promueve diversas alteraciones de los patrones de dormir y las fases de soñar.
– Hay que recordar que en la Antigüedad existían otros rituales oníricos, que no tenían finalidad terapéutica, característica principal de la incubación asclepiana o de otros dioses y héroes. En otros ámbitos más profanos se podía «consultar con la almohada» cualquier otro tipo de problemas: adivinación del futuro, búsqueda de espíritus auxiliares, resolución de problemas y conflictos cotidianos, etc.

● Oficialmente la curación sólo se podía alcanzar en el interior del santuario, donde el enfermo debía pasar la noche. Al entrar dentro del recinto sagrado, el paciente antes de ir a dormir se sometía a diversos ritos. En líneas generales incluían: ayuno riguroso, baños periódicos y abluciones; hasta alcanzar un estado de purificación completa, necesario para poder celebrar la ceremonia de la incubación. Después, antes de pisar el pórtico sagrado del santuario, se echaban algunas monedas de oro o de plata en la fuente sagrada, cuya agua era considerada muy saludable. La fuente era limpiada a diario por los sacerdotes y recogidas las monedas. Si el enfermo era pobre, ofrecía bollos de pan en el altar del Dios. Además el enfermo debía hacer una ofrenda importante, a la medida de su capacidad económica y pedir a Asclepio un sueño benefactor que le indicara el posible remedio para su enfermedad. También debía hacer sacrificios en honor de los dioses sanadores menores: Epíone, Macaon e Higieia.
– Entre las oraciones que se pronunciaban antes del rito del sueño sagrado, los enfermos solicitaban al Dios que les visitara mientras dormían y les indicara, de forma particular, cómo sanar la enfermedad. Los enfermos podían dormir en el pórtico del templo, tendidos sobre las pieles sangrientas de los animales que habían sacrificado por la mañana, cada enfermo sobre la piel de su ofrenda. Allí esperaban el sueño benéfico, llamado «onar», de donde deriva «oniroterapia», cura por el sueño. En su defecto, algunos enfermos no tenían un sueño, sino una aparición o visión nocturna (probablemente una sugestión) en la que el dios les revelaba la causa y el remedio de su enfermedad, a lo que denominan el «hypar», de donde deriva la «hiparoterapia». Estas dos técnicas fueron las más usuales de curación en los santuarios griegos, entre el siglo V a.C. y el siglo II d.C. Las prácticas previas, como los ayunos, baños y abluciones, eran higiénicas, para que el enfermo entrase en el santuario limpio de cuerpo y mente.
– Antes de acostarse a dormir, al llegar la noche, inmediatamente después de haberse puesto el sol, tenía lugar la «hora de las lámparas sagradas», ceremonia en la que los devotos encendían una lámpara de aceite en honor del Dios y le pedían un sueño benefactor y favorable. Atraídas por el calor de la sangre y el aroma de la grasa impregnada sobre las pieles de los animales, no lejos de los pacientes, se arrastraban, inofensivas serpientes sagradas de lomo pardo con manchas negras, que se alimentaban de las carnes de los sacrificios matutinos y eran el elemento más importante del santuario, pues se las consideraba propiedad nominal del Dios y transmisoras de su voluntad. Las serpientes sagradas pasaban por encima de los cuerpos de los enfermos durmientes. Hasta tal punto llegaban a ser sagradas las serpientes, que se creía que si una de ellas lamía los ojos de un enfermo podía llegar a curarle de su ceguera (física o mental). La importación y exportación de estas serpientes, provocó que todos los demás santuarios asclepianos fueran filiales de la casa madre de Epidauro.
– Se consideraban diversas maneras de curarse: cura directa, cura por interpretación, cura por encargo o incubatio vicaria. En esta ambiente de enfermos también se realizaban operaciones quirúrgicas; en Epidauro apareció un instrumental quirúrgico casi completo.
● El Santuario de Asclepio en Epidauro estaba limitado por un «témenos», cerca murada que señalaba las lindes de un territorio, que incluía un extenso bosque de pinos, dentro del cual estaba totalmente prohibido nacer, morir o derramar sangre. Cerca del templo añadieron un enkometerion, un pórtico de doble hilera de columnas donde se celebraba la incubatio. Del griego koimeterion = dormitorio, deriva «cementerio», donde «duermen» los muertos. Existía dos tipos o modalidades de ritos dedicados a los dioses sanadores: los Asclepeia, culto dedicado a Asclepio por medio de sacrificios, competiciones atléticas y culturales; mientras que los Pantheia, era el culto a todas las divinidades sanadoras agrupadas en torno a Asclepio. También se dedicaban sacrificios cruentos, normalmente toros de pelaje blanco, que eran los más costoso, o, en su defecto, de pelaje marrón o rojizo.

– Al sur del pórtico sagrado de Epidauro se encuentra el Tholos, un pequeño edificio de planta circular, parecido al del santuario de Delfos. En su interior se dibujó un zócalo de serpientes sagradas ya que se creía que en el subsuelo y cripta de este edificio era donde habitaban las más sagradas. El tholos tenía forma de plaza circular cubierta en la que se encontraba un laberinto sencillo de tres vueltas, cuyo trazado seguían los pacientes como otro remedio más para curarse de sus males. Esta especie de laberinto viene a ser el recuerdo de las cuevas, lugares donde se gestaron las primitivas incubaciones de sueños.
● El culto a Asclepio estuvo muy extendido. Pausanias describe 63 santuarios dedicados a Asclepio en Grecia, el más antiguo del que se tiene noticia se encontraba en Tricca (Tesalia). Los arqueólogos han localizado, en todo el Mediterráneo 320 santuarios. Entre ellos destacan los santuarios de Cos (de donde era originario Hipócrates), Pérgamo, Atenas y la Isla Tiberina de Roma. En Ampurias durante el periodo helenístico el culto a Asclepio quedó asociado con el de Serapis.
Asclepio y la serpiente
– Asclepio se representa como un varón maduro, barbado, vestido con túnica larga hasta los pies. Apoya un brazo sobre un cayado, en torno al cual se enrosca una serpiente que, al llegar a su cúspide, abre las fauces para depositar el veneno sanador en el interior de una bacinilla.
– El ofidio es el atributo ordinario de Asclepio y simboliza el poder sanador del Dios que es capaz de utilizar las fuerzas terapéuticas de la tierra en beneficio de los hombres. Como la serpiente tenía sus madrigueras en el suelo y vivía en sus profundidades, se consideraba que era conocedora de sus más íntimos secretos y opulentas riquezas. Entre estos secretos uno de los más importantes es el de la relación entre vida y muerte, o más simbólicamente entre la mente consciente y la oculta, también llamada inconsciente.
Emblemas de Esculapio, Higía y Hermes

● Vara de Asclepio (o Esculapio). El bastón con una sierpe enrollada es el emblema de médicos y sanitarios. La serpiente de Asclepio parece ser la llamada culebra de Esculapio (Zamenis longissimus). La capacidad de mudar de piel cada año hizo pensar que la inmortalidad se conseguía con la renovación constante. Como la vara de los magos, el bastón de ciprés asclepiano tenía el poder de curar todas las enfermedades.
● Copa de Higía. Con el mismo sentido sanitario, más específicamente de boticarios, la serpiente enroscada en una copa es una figura más femenina, que enlaza con las curanderas y sus remedios de hierbas y potingues, aunque el uso de este emblema es más moderno, pues aparece a fines del siglo XVIII entre los farmacéuticos franceses.
● Caduceo de Hermes. El emblema de comerciantes y economistas consiste en dos serpientes aladas sobre una vara de olivo. En su origen el caduceo griego era un báculo con lazos blancos que servía de salvoconducto a los heraldos y embajadores para garantizar su inmunidad diplomática. Se suele confundir con la vara de Esculapio.
Serpiente enroscada en la vara

● El antecedente más antiguo del culto ofidiátrico está representado por un bastón de mando fabricado con el cuerno de un reno. Fue encontrado en una excavación de Montgaudier (Francia), datado en el 30.000 a.C., y perteneciente al hombre de Cromagnon. Sobre el cuerno, se encuentran grabadas dos serpientes opuestas frente a frente y dominadas por un agujero circular.
● La serpiente enroscada en una vara o palo de árbol está mi extendida en muchas culturas. Aquí solo se presentan estos ejemplos:
– En Números (21, 4-9), tras la salida de Egipto, el pueblo de Israel se rebela contra Yavé y Moisés, por las privaciones en el desierto. Como castigo surgieron serpientes venenosas que terminaron con la vida de muchos israelitas. Moisés, pidió a Dios que perdonara a los pecadores y ante sus ruegos Yavé le dijo: «Haz una serpiente abrazadora y colócala sobre una pértiga y acaecerá que todo aquel que haya sido mordido y la mire, vivirá».
– Rama, séptima encarnación del dios Visnú, solía meditar en un bosquecillo, buscando la «panacea», un día que estaba dormido, soñó que un ser vestido de blanco tenía en la mano una vara con una serpiente enroscada. El extraño ser, cortó el vástago de un arbusto con una hoz de oro y se la ofreció a Rama, diciéndole: «Aquí está el remedio que buscabas».
