SANTOS CONSTRUCTORES DE PUENTES
Santo Domingo de la Calzada
– Santo Domingo de la Calzada (1019-1109) (12 mayo), nacido cerca de Belorado (Burgos) fue un pastor, quien tras ser rechazado como monje, ejerció de ermitaño en el bosque, instalándose en una cueva a orillas del río Oja. Se hizo discípulo de San Gregorio Ostiense, de quien aprendió el arte de la construcción y la taumaturgia. En el camino de Santiago fundó toda una infraestructura viaria para mejorar las comunicaciones de la región: albergue, hospital, iglesia, puente y calzada. Con el tiempo, el lugar creció hasta formar la ciudad de Santo Domingo de la Calzada (Rioja). Tanta actividad le ha valido el patronazgo sobre las obras públicas y la ingeniería de caminos.
– En recuerdo del célebre doble milagro allí ocurrido, se mantiene en la catedral una pareja de gallo y gallina blancos en un pequeño gallinero. El primero es el milagro del ahorcado suspendido: un viajero o peregrino, condenado por una falsa acusación de robo, es mantenido con vida por la Virgen o un santo. Este tema es muy conocido en toda Europa, en España es relatado por Gonzalo de Berceo y Alfonso X el Sabio. El segundo milagro, que confirma al primero, es la revivificación de un gallo y una gallina asados, que además cantaron con estruendo. Por eso se dice: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada». Este motivo parece surgir en la propia ciudad del santo constructor. Aunque se le atribuye a otros santos, por ejemplo, a San Aldebrando de Fossombrone (o Hildebrando, 1199-1249) (01 mayo), en cuyo caso revivió a una perdiz asada. Santo Domingo también pertence al gremio de santos liberadores de cautivos, de ahí la presencia de grilletes en sus representaciones.
– Las fiestas de la ciudad en honor del santo fundador presentan muchos desfiles, procesiones populares y comidas colectivas.
San Juan de Ortega
● San Juan de Ortega (1080-1163) (hoy, 02 junio), natural del pueblo de Quintana Ortuño (Burgos), en su juventud se dedicó al peregrinaje, llegando a consumar la visita a los tres grandes santuarios de la Cristiandad medieval. Luego fue discípulo de Santo Domingo de la Calzada, a quien imitó dedicándose a construir en la zona del Camino entre Logroño y Burgos, destacó como pontífice, en sentido literal, de hecho cuando abrieron su sepulcro en el siglo XV, apareció «una tumba de tablas … e tenia pintada … commo el Sancto edificaba una puente, e allí los canteros e maestros que lo fazian».
– A su santuario de los Montes de Oca acudían mujeres estériles que deseaban un hijo. Se cuenta que en 1450 lo visitó Isabel la Católica y en su honor se levantó la lápida que cubría el cuerpo del fundador. Apareció un enjambre de abejas blancas: eran almas de niños no nacidos, apartadas por el santo para satisfacer a las mujeres que deseasen un hijo varón. Tras veinte años de esterilidad, la reina tuvo un hijo, el príncipe Juan. Abejas y mariposas siempre han sido símbolos de regeneración y transformación, por ello se pensaba que eran almas en busca de encarnación.
● Otros santos hispanos constructores de puentes son: San Telmo y su discípulo San Gonzalo de Amarante; San Lesmes de Burgos; San Armengol (1035) (03 noviembre), obispo de Urgel (Lérida), favoreció las obras públicas de caminos y puentes, hasta el punto de morir despeñado mientras construía un puente sobre el río Segre.
San Benito de Aviñón
● San Benito de Aviñón (Saint Bénézet, 1165-1184) (14 abril) era un pastorcillo de Saboya, que un día, durante un eclipse solar, oyó una voz que le mandó construir en Aviñón un puente sobre el Ródano. Aunque la gente se rió de aquel mozo, todos vieron como cargó con una gran roca y la llevó a la orilla del río, donde se empezó la construcción con esa piedra de fundación, que él no vería acabada debido a su prematura muerte. Varios de sus amigos constructores fundaron una congregación destinada al servicio de los viajeros, cuyos miembros fueron llamados «Orden de los Hermanos Pontífices», dedicaba a la construcción de puentes, capillas, oratorios, calles, albergues de peregrinos, etc. Se apostaban en los caminos y en las orillas de los ríos para defender a los transeúntes y facilitarles el paso en los tramos difíciles. La orden fue suprimida en 1459.
● Otros santos franceses considerados constructores de puentes son San Senoco de Tours (Saint Senoch, 535-579) (24 octubre) y San Raimundo de Tolosa.
Constructores de puentes
– Pontífice («Constructor de puentes») fue un título reservado a los sacerdotes romanos, que los emperadores romanos se adjudicaron para sí mismos y luego fue transferido a los papas cristianos. Simbólicamente, un pontífice es un mediador entre las orillas de dos mundos, estableciendo una comunicación entre la mente consciente y el alma inconsciente. Un puente es un paso suspendido sobre un río o un abismo, por tanto el «ingeniero» tiene que saber manejar los dos estados de la existencia, para crear vínculos entre la realidad conocida y la desconocida, entre razón e intuición. En las leyendas, la figura del pontero puede ser equivalente al señalador de vados o al barquero. El puente tendido puede venir del otro mundo a éste, cuando algún ser espiritual cree conveniente transmitir algún mensaje. Puentes celestes son la Vía Láctea y el Arco Iris, uno de cuyos ejemplos es el puente Bifröst de la mitología vikinga. O de manera más práctica el meditante o el buscador de trances intenta cruzar el puente desde su realidad aparente y convencional a una desconocida existencia virtual. Este paso es muy peligroso y requiere un duro entrenamiento de la mente. Los puentes espirituales a menudo son difíciles de atravesar, son más un obstáculo que un paso, pues pueden ser: estrechos como cabellos; punzantes o cortantes como filos de navaja; ardientes y quemantes por cruzar ríos de fuego; y suelen estar defendidos por dragones o cualquier otro feroz guardián, quienes a modo de aduaneros, exigen pasaporte.
– Como siempre ocurre, también existen las trampas y engaños en la construcción de puentes «mentales», y para el pasaje sobre el abismo se busca a demonios quienes con sus «ingenios» procuran llevarse las almas de quienes solicitan sus servicios. Son los «Puentes del Diablo» forjados con drogas, hipnosis adulteradas y falsos trances que llevan más a la locura que a la revelación. En los cuentos populares, a menudo, el constructor se da cuenta del embrollo en el que se ha metido y logra subsanar su error, consiguiendo construir y cruzar el puente y liberarse de las argucias diabólicas.