31 Mayo: Santidad y trepanaciones contra la locura

SANTIDAD Y TREPANACIONES CONTRA LA LOCURA

Santidad contra la locura

Santa Dimpna

● Hoy debió ser un día significativo, recogido por algún viejo calendario de pronósticos meteorológicos, pues pervivió en el refranero: «La lluvia por santa Petronila, seis semanas dura», lo cual podría ocurrir en ambientes rurales de Europa norte y Francia en coincidencia con la temporada de lluvias al inicio del verano climático.

– Santa Petronila (hoy, 31 mayo) es el nombre que adoptó una inventada «hija» de San Pedro, en simetría con la servicial suegra evangélica del apóstol, curada por Jesús. En algunos absurdos relatos de su leyenda se dijo que su padre la mantenía paralítica para que no hiciera estragos con su belleza entre los jóvenes y sólo la curaba cuando la necesitaba para servir a los invitados.

– El origen de Santa Petronila proviene de algunas inscripciones con el cognomen Petro en las catacumbas de Domitila, junto a las cuales se le adjudicó una basílica en 390. Al parecer se la confundió con otros supuestos discípulos de San Pedro allí enterrados, los mártires San Nereo y San Aquileo (12 mayo), esclavos de Santa Flavia Domitila (07 mayo), sobrina del emperador Domiciano, cuyas actas muy tardías, debieron ser escritas por algún maniqueo o encratita, puesto que en ellas, más que una defensa de la virginidad, se muestra un rechazo al matrimonio y la procreación. La leyenda se contaminó con otros textos apócrifos, así ya en el siglo II en escritos gnósticos, Petronila aparece como una personificación de las capacidades milagrosas de San Pedro que sólo usa este poder en casos adecuados para fomentar la fe. Es abogada contra las enfermedades mentales y la melancolía (actual depresión mental) debido a que murió de pena cuando se vió obligada a casarse. Se la suele representar vestida con harapos.

● Santa Dimpna (15 mayo) fue una irlandesa legendaria que tuvo que huir de su tierra, para evitar un incesto con su padre, quien se había vuelto loco al enviudar y quería casarse con su hija, por ser muy parecida a la madre. Junto con el sacerdote San Geriberto (Gereberno, 650) (también 15 mayo), que la ayudó en la escapada, se refugiaron en Geel (Bélgica) para vivir la vida eremitica, dedicados a la oración y el trabajo manual. El propio padre salió en su búsqueda, los encontró y él mismo mató a ambos con su espada.

– Ya en pleno Medievo, a partir del siglo XIII, los dos santos eran solicitados contra la locura, la epilepsia y las posesiones demoníacas, debido a que la leyenda de estos santos surgió tras el descubrimiento de dos sepulcros vacíos de época romana en la iglesia de San Martín de Geel, que fueron atribuidos al vago recuerdo de estos santos, de los que nada se conocía anteriormente, aunque oportunamente aparecieron unas reliquias que se conservan repartidas entre la propia ciudad del martirio y otra parte en Sonsbeck, cerca de Xanten. En el icono de Santa Dimpna la locura aparece como un diablo encadenado a sus pies.

– Como la iglesia pertenecía a un hospital de dementes, pronto los enfermos les rindieron culto y empezaron a llegar de todos sitios para implorar su curación. El rito principal era pasar durante la misa por debajo del relicario durante nueve días. El hospital se hizo famoso por la calidad de sus tratamientos, con terapias precursoras de muchas actuales, pues incluían paseos, trabajo manual y en las labores del campo, estudio, etc. Como llegaba mucha gente, los propios enfermos y sus familiares, y no había cabida para tantos, los habitantes empezaron a alojarlos en sus casas. Geel es conocido como el «pueblo de los locos» porque desde entonces las familias acogen a enfermos mentales para cuidarlos.

● San Tiberio (10 noviembre), mártir legendario francés, a quien se le dedicó el monasterio con su nombre en Agda (Agde) y del que se conservan reliquias en la abadía de Obermarchtal de Würtemberg, invocado contra la locura, en especial la megalomanía.

San Menulfo (Saint Menoux, siglo VII) (12 julio), de origen irlandés, establecido en Bretaña, es solicitado contra la locura, dolores de cabeza y para espabilar la mente.

(San Maturino <01 noviembre)

Trepanación craneal

● La trepanación del cráneo es una práctica de cirugía consistente en hacer un agujero en el cráneo, mediante la extracción de una porción de hueso. Está documentada desde el Mesolítico y comienzos del Neolítico (~10.000 a.C.), en amplias zonas de casi todo el mundo. Se cree que se usaba para expulsar a los espíritus malignos considerados como causantes de trastornos mentales y locura (obsesiones, delirios, etc.), además de combatir dolencias cerebrales (cefalea, epilepsia, convulsiones, etc.), y para reducir fracturas craneales (facilitando la retirada de restos óseos y el drenaje de hematomas). Lo más probable es que estuvieran imbricadas las motivaciones de ritual religioso y sanación mágica, a modo de exorcismo quirúrgico. Por la misma asociación de ideas se podía «matar» el fantasma de un difunto perforando la cabeza del muerto con un gran clavo. Se sabe que las láminas de hueso extraídas, en muchos casos, se usaban como amuletos. Este tipo de terapia se usó también con animales.

● Tras algún tipo de sedación con hierbas o embriaguez del paciente, el curandero desprendía el cuero cabelludo, perforaba el cráneo, limpiaba la herida, colocaba en el lugar del hueso una placa de metal y la vendaba. Se han descrito hasta cuatro técnicas distintas para conseguir agujerear el cráneo. Predominan los varones adultos sobre las mujeres y niños. Los orificios se localizan con más frecuencia en el hueso parietal izquierdo, quizá porque las lesiones sufridas en combates cuerpo a cuerpo, donde los golpes a la cabeza lanzados con la derecha acaban impactando en el lado siniestro de la cabeza, producen daños y molestias crónicas.

– Los trépanos o taladros empleados eran muy variados: cuchillos, sierras, cincel, escoplo, martillo, piedras afiladas y pinzas, entre otros. Para los adultos se precisaban unos 30-60 minutos y para los niños unos 10 minutos. La tasa de supervivencia a la operación oscila entre un 30% – 50%, o sea, que morían más de la mitad de los «operados».

– La mayoría de los cráneos trepanados encontrados pertenecen al Neolítico, aunque se siguió practicando la operación en ambientes rurales casi hasta nuestros días (excluyendo las intervenciones quirúrgicas modernas). Fueron también empleadas en el antiguo Egipto, donde a algunos faraones se les trepanó el cráneo después de su fallecimiento, quizá para favorecerles la salida del alma. En Grecia y Roma varios médicos como Hipócrates y Galeno escribieron sobre estas técnicas.

Extracción de la piedra de la locura

– En el Medievo el tema de la «extracción de la piedra de la locura» aparece en las obras de dos autores de gran trascendencia, por un lado en los escritos del médico persa Rhazes (siglo IX), quien considera una solemne tontería dicha «cirugía», y por otro lado en una pequeña tabla pintada por El Bosco (1450-1516), igualmente crítica y mordaz ante esa costumbre, aunque es más bien una metáfora en la línea satírica y pesimista de su época, que sería seguida en el «Elogio de la locura» de Erasmo de Rotterdam.

– La iconografía de la extracción de la piedra de la locura, aquella en que se horada el cráneo para sacar una concreción calcárea, no aparece hasta finales del siglo XV, desarrollándose en la pintura flamenca hasta el siglo XVIII, y con un momento de esplendor en los siglos XVI y XVII. El ejemplo más conocido es el cuadro de El Bosco (Museo del Prado). En el cuadro aparece la inscripción: «Maestro, quíteme pronto la piedra / me llamo Lubbert Das» (Meester, snijt die keie ras / mijne name is Lubbert Das). Lubbert Das era el nombre del personaje que encarnaba la necedad y la candidez, el arquetipo del tonto ingenuo.

– La escena más habitual de esta «cirugía» presenta a un médico o un curandero charlatán haciendo una incisión en el cráneo del paciente, de donde extrae un cuerpo extraño, generalmente una piedra, como remedio terapeútico para eliminar la locura y otros trastornos mentales o cerebrales, que se suponían que eran provocados por dicha piedra intracraneal, concebida de modo semejante a un cálculo renal o biliar. El concepto de locura era amplio e indefinido, a menudo más moral que patológico. Las operaciones en muchos casos eran falsas, no llegaban a trepanar el cráneo, sólo se cortaba la piel con el bisturí y la piedra provenía de la manga del operador. Se trataba de una cirugía placebo, como ya señalaba el médico persa Rhazes. Los desatinos de algunas cirugías mentales aún continuan, se aprende con los grandes errores, nos dicen.