06 Diciembre: San Nicolás y el Viejo del Invierno

San Nicolás

San Nicolás y los niños

– La fiesta de San Nicolás es un anticipo de la Navidad. San Nicolás es llamado «de Myra» en Oriente y «de Bari» en Occidente. Su vida es legendaria, la primera biografía es de mediados del siglo VIII.

San Nicolás de Myra

– La leyenda dice que San Nicolás de Myra (255-335), natural de Pátara, ejerció de obispo en Myra (actual pueblo turco de Dembre), ambas son ciudades de la costa licia de Anatolia, donde era muy popular por su bondad y caridad. Llamado el «Obispo de los niños», se le atribuyeron muchos milagros, entre los cuales se destacaron los relacionados con la protección de la infancia. La mayoría de ellos aluden a la abundancia futura y la multiplicación de bienes.

– Dada la proliferación del número tres en sus milagros se dijo que era debido a ser un defensor del dogma de la Trinidad divina, pues se le atribuye su participación en el concilio de Nicea. Su nombre procede del griego Nikólaos, compuesto de nikân, «vencedor», y laós, «pueblo», alusión a un héroe santificado.

– En el más famoso de sus milagros, el santo lanzaba a escondidas bolsas con oro por la ventana de la casa de «tres hermanas», para lograr que un padre arruinado las usara como dote y poderlas casar, sin tener que prostituirlas. El icono más conocido de San Nicolás lo muestra portando tres bolas doradas en recuerdo de este milagro. Otro milagro fue el de la resurrección de «tres hermanos» que perdidos se habían refugiado en una posada, el dueño los asesinó, los troceó y metió en sal para vender la carne, pero San Nicolás logró con una plegaria reconstruirlos y volverlos a la vida. Este milagro recuerda la desmembración típica de los sucesos simbólicos de la muerte iniciática, no hay renacimiento o resurrección sin la desintegración de la antigua persona. De ahí el dicho: «San Nicolás, tú me lo quitas y tú me lo das».

– A San Nicolás la Iglesia Ortodoxa le rinde un culto especial, siendo el santo protector de Grecia y Rusia, con patronazgo sobre viajeros, peregrinos y en especial sobre navegantes y marineros, por la facilidad con que amainaba tempestades y evitaba naufragios. En el arte bizantino aparecía calvo con una abundante barba cana, imagen que le valió luego ser asimilado con el Viejo del Invierno.

San Nicolás de Bari

– Tras la conquista turca de Myra, las reliquias del santo fueron robadas por unos marineros que las llevaron en 1087 a Bari, ciudad italiana del Adriático, donde son veneradas en la basílica que levantaron en su honor. Dos años después se celebró allí un concilio que intentó la unión de la Iglesia Católica con la Ortodoxia griega. Bari se convirtió en meta de peregrinaciones, gracias a su proximidad al santuario de San Miguel en el monte Gargano, ser una etapa del viaje a Tierra Santa, y haberse convertido en un centro de producción artística.

– Hasta 1254 se lo celebraba el 09 mayo, fiesta de su traslado a Bari, pero se cambió a hoy (06 diciembre), día de su «natalicio» al cielo, o sea, de su muerte, y su fiesta se centró en los obsequios a los niños y el anuncio de la Navidad. Esto hace pensar que las dos fechas estuvieran ligadas para aludir a los ortos helíacos de Las Pléyades: pues ambas casan bien, la primera con el orto matutino y la segunda ocurre próxima al vespertino.

– Del sepulcro de San Nicolás mana un líquido oleoso de olor dulzón, «maná del santo», que es recogido en botellitas, el bálsamo es muy solicitado para la curación de enfermos. Se dice que ya fluía de sus reliquias cuando estaban en Myra. Este licor oleoso, llamado myron en griego, alude al «santo crisma», mezcla de aceite y bálsamo.

– En su nueva fecha de fin de otoño, a su fiesta se añadieron costumbres, ligadas al ciclo de las Saturnales, y que pervivieron en ambientes infantiles, como la elección de obispillos y reyes de burlas, que conservaban su potestad hasta el día de los Santos Inocentes. Además de los niños, el santo ejercía el patronazgo sobre los «inocentes»: tontos y locos. Al igual que el viejo Saturno, San Nicolás se convirtió en el anunciador de Hiberdia, en los días más cortos del año, de ahí que los jolgorios de su fiesta tendían a convertirse en carnavalescos. Para ayudar a San Nicolás a repartir los regalos se le adjudicó un ayudante, o varios, generalmente de aspecto siniestro y diabólico, que también se encargaba de la parte oscura: castigar a los niños que se hayan portado mal.

El Viejo del Invierno

Morozco ruso

● La evolución moderna de San Nicolás procede de los Países Bajos, donde era conocido como Sinter Klaas (contracción de Sanctus Nicolaus), cuya fiesta se celebra cada 05 diciembre. Según la tradición, San Nicolás viene de España, y todos los años llega a Holanda en barco, y una vez desembarcado monta en un caballo blanco llamado Amerigo, acompañado de ayudantes negros llamados los Negros Pedritos, quienes lanzan galletitas a la gente. Por la noche se ponía el zapato en la iglesia, y lo obtenido con los donativos se repartía hoy entre las familias pobres. En el ámbito familiar los niños ponían sus zapatos junto a la chimenea con el mismo objetivo de recibir regalos. El paje Pedro Negro (Zwarte Piet) bajará esa noche con el saco de los regalos para dejar los obsequios en los zapatos de los niños. El origen de este sirviente es discutido, sería simplemente el Diablo, o Norwi, ayudante de Odín, el negro Padre de la Noche, que también portaba una vara, como recuerdo de fertilidad.

– A Sinter Klaas lo llevaron los colonos holandeses a Norte América, donde se transformó en Santa Claus. Con el Romanticismo de la primera mitad del siglo XIX comenzó el proceso de descristianización, para uso del sentimentalismo burgués y del consumo capitalista, pero que curiosamente enlazó con otra figura ancestral, casi desaparecida, personificación del «Viejo del Invierno».

– El aspecto actual de Santa Claus es una creación de los publicistas norteamericanos del siglo XIX, actualizado en 1930. Sus creadores han sabido sintetizar una serie de atributos tradicionales, sin los cuales no habría sido posible la eclosión del personaje. Un anciano de barba blanca (fin de año, la mitad vieja del Jano romano), gordo de carácter bonachón y afable, vestido con abrigo rojo y blanco, vuela en un trineo tirado por renos. En Navidad viene desde el extremo norte para traer los regalos durante la Nochebuena. Cargado con su saco lleno de regalos entra en las casas por la chimenea, al igual que duendes, hadas o brujas. El color tradicional de los Viejos invernales era el azul grisáceo cristalino, recordando a los témpanos de hielo.

– El nombre de San Nicolás sufrió una abreviación parecida en el mundo hispano, en la figura del Colacho (Nicolacho), aunque sólo persistió como un botarga de tipo carnavalesco. En la América hispana también se lo conoce como el Viejito Pascuero.

● En su regreso a Europa, Santa Claus se encontró con otro personaje: Papá Noel, antigua representación del Padre Invierno, residente en el frío mundo ártico, más conocido como Padre Navidad (Father Christmas en Inglaterra, Père Noël en Francia).

– En muchos sitios estos Viejos invernales van acompañados de unos ayudantes de aspecto inquietante que atemorizan a los niños y son alegorías del frío helador. A Papá Noel le sigue Le père Fouettard, «El padre Azotador» que lleva un cuévano donde mete a los niños malos para azotarlos. En Austria, el Viejo Invernal se acompaña de Krampus, un diablo cornudo encadenado, vestido con pieles, lleva una máscara horrible con larga lengua negra y blande un palo. Su función es meter en un saco a los niños, para golpearlos con ramas de árbol o para «comérselos», como castigo por haberse portado mal durante el año. En Alemania es Belsnickel, y en Finlandia el personaje se llama Joulupukki, «Cabra de Yule», antes representado por un enmascarado de pieles y cuernos y actualmente al estilo del Santa Claus americano. Igual destino ha tenido el Jultomten sueco, o Tomte de Yule, un enano amable, también acompañado de un macho cabrío. En su origen eran los espíritus de la tierra, tomt significa «parcela de tierra», que después devinieron en duendes caseros, custodios de los graneros y los establos. Modernamente se ha ido asemejando a Santa Claus.

– Todas estas figuras invernales, que acabaron siendo comparsas del Viejo del Invierno, tenían carácter ambivalente, traían regalos, pero también eran terribles en sus demandas. Otro asusta-niños desobedientes que ha derivado en símil de Santa Claus es Gryla, especie de bruja Vieja en Islandia, acompañada del Gato de Navidad, o mejor de Yola, semejante a Yule.

– El Olentzero vasco-navarro, «el de ojos enrojecidos», es un muñeco que representa a un carbonero barrigón, bonachón y borrachín, con una guadaña en la mano, que baja del monte en Navidad para anunciar el Año Nuevo hibernal. Pero antes de ser leñador, parece que él mismo era el leño o tronco del árbol solsticial, cuyos ojos rojos eran las llamas. Semejante es el Apalpador gallego, también carbonero, así llamado por palpar la barriga de los niños, para saber si están bien alimentados y regalarles un montón de castañas.

– Otro personaje de Navidad, es Jack Frost, cuyo nombre inglés alude al frío y las heladas invernales. Parece proceder de la leyenda escandinava de un gigante de hielo llamado Jokul Frosti, hijo del dios del viento Kari, cuyo nombre significa: Jokul, «carámbano» y Frosti, «escarcha». Por estas fechas, cada año realiza un viaje por el mundo en un carro de nubes doradas jalado por el caballo llamado Viento Norte. Esto recuerda a los dioses clásicos del viento septentrional que anunciaban la llegada del invierno: Bóreas en Grecia y Aquilón en Roma.

– En Rusia es Morozko, el Abuelo del Frío, que ha evolucionado a ser un anciano gordo y bonachón que viaja en un trineo tirado por renos y trae regalos a los niños, pero que antes había sido un Viejo del Hielo, heraldo de la muerte por congelación, más bien decrépito con formas que recuerdan a los carámbanos y los témpanos de hielo. Le acompaña en el reparto de juguetes su nieta la Niña de las Nieves (Snegurochka), que no puede enamorarse porque el calor del amor la derretiría. En Siberia suplantó a Mikula, el dios de las cosechas, celebrado con libaciones de cerveza.

Familia sami (o lapona)

– Entre los sami (lapones) del norte de la península escandinava y Finlandia, la diosa sol Beiwe viaja por el cielo en un trineo de huesos de reno con su hija Neia, para anunciar los verdes pastos primaverales donde se alimentarán los renos. En Hiberdia los sami sacrifican renos blancos hembras, y con su piel, tendones y palos fabrican una cama. Las puertas se untan con manteca para nutrir a Beiwe durante su viaje donde se gesta la salud y la fertilidad del año entrante. Se ha señalado que los viajes celestes puedan descender de trances chamánicos inducidos por cantos y danzas, o por efectos alucinógenos del hongo Amanita muscaria, asociado en su mitología con los renos, rasgos que comparten con otras tribus siberianas, como los coriacos, chukchis y kamchadeles.