VIRGEN DE LAS NIEVES Y DIOSA BLANCA
Virgen de las Nieves
– La fiesta de la Virgen de las Nieves la generalizó con esa advocación el papa Pío V, hacia 1570, aunque actualmente sólo se recuerda la Dedicación de la basílica de Santa María la Mayor. En el sentir popular siempre ha sido la Virgen de las Nieves, a pesar de la fecha estival y, en muchos casos, su nula relación con climas fríos. Dado que el verano astronómico suele durar 93 días, hoy viene a ser el Día de Mitad de Verano.
– Después del mes de julio, por lo general de meteorología tranquila, a primeros de Agosto, en plena época de la canícula y de las cabañuelas estivales, se implora a la Virgen de las Nieves como abogada contra las tormentas y granizadas, muy temidas, pues en estas fechas pueden adquirir un rigor inusitado, cuando antes de la mecanización agrícola, aún estaba la cosecha pendiente de acabar.
– Uno de los pocos casos en que la advocación de esta Virgen se corresponde con su nombre es en Granada, donde a la Virgen de las Nieves le están dedicadas Sierra Nevada y las aguas que bajan de ella a regar la Vega, siendo homenajeada como patrona en los pueblos de Dílar y Gabia la Grande, y en Trevélez de la Alpujarra.
– Ligada a esta celebración, y debido al color níveo, se halla la advocación de la Virgen Blanca, como en las catedrales de Vitoria, León y Toledo.
Basílica de Santa María la Mayor
– Según una leyenda muy tardía, del siglo XI, la propia Virgen había indicado en sueños al papa Liberio y a un devoto matrimonio sin hijos, el emplazamiento de una basílica, haciendo que nevara en la cima del monte Esquilino de Roma durante la noche del 05 agosto 356, en plena torridez del verano. Antes había existido allí un templo de Juno, al cual acudían las parejas de novios para implorar auspicios de fecundidad.
– Al parecer, la basílica primitiva estuvo dedicada al símbolo niceno de la Fe y se denominaba Siciniana y también Liberiana. La posterior leyenda mariana sirvió para justificar la actitud ambigua mostrada por el papa Liberio (r. 352-366) en las disputas contra los arrianos de su época, ejemplo que siempre han mostrado los adversarios de la creencia en la infalibilidad papal. Poco después de la muerte del papa Liberio, su sucesor el mafioso y nefasto San Dámaso I (r. 366-384) (11 diciembre), que alcanzó y se mantuvo en el poder valiéndose de una turba de malhechores, provocó en el año 370, el asesinato de unos 150 seguidores del papa Ursicino que se habían refugiado en la basílica, situada en el barrio arriano. También destacó por suprimir el culto de Vesta, un ejemplo más de la tradicional intrasigencia católica contra cualquier otra religión o versión del cristianismo, actitud muy reforzada en su época.
– La dedicación de la iglesia a Santa María la Mayor no ocurrió hasta después del concilio de Éfeso (431), que admitió el dogma de la maternidad divina de la Virgen, convirtiéndose tras esta proclamación en el primer santuario mariano de Europa. Hacia 590 llegó un icono de la Virgen Odiguitria (la que señala el camino), aunque en el siglo XIII la imagen fue repintada en su aspecto actual. Es llamada Salus populi romani, pues liberó muchas veces a los romanos de plagas y epidemias, aunque el título procede del permiso que los augures pedían a los dioses para que los pretores oraron por la «Salud del pueblo romano». Santa María la Mayor también es llamada «del Pesebre» (ad Praesepe), por una gruta estrecha donde los Papas celebraban la misa del gallo todas las Nochebuenas, donde se imitaba el pesebre de Belén, con algunas reliquias traídas de Tierra Santa. Sin embargo en el resto del mundo católico esta advocación se tradujo como Virgen de las Nieves, desprendiéndose de sus orígenes romanos, aunque manteniendo su fecha en los más tórrido del verano. La Virgen de las Nieves forma parte de una familia de advocaciones marianas y del santoral ligadas con el blanco: Luna, Peñas Albas, Luz (referida al resplandor emitido que hizo posible su descubrimiento), Aurora, Santa Lucía, Santa Eulalia, etc.
Augurio de Salud
– El 05 agosto se celebraba en la antigua Roma el poco conocido Augurio de Salud (Augurium Salutis), una fiesta estatal para rogar a los dioses por la salud del pueblo romano. El nombre de la diosa Salud (Salus), de origen sabino, incluía muchos acepciones: bienestar corporal, mantenerse a salvo, prosperidad económica, llevar una vida agradable, etc. De lo poco que se conoce la fiesta era que la plebe debía burlarse de los oficiantes del augurio del forma jocosa e insultante, con la idea de expulsar todo mal. Su santuario en el monte Quirinal fue inaugurado el 05 agosto 302 a.C. y está dedicado a Salus Publica Populi Romani.
– «Salud» estaba emparentada con los dioses de los Semones, una familia divina muy antigua cuyos ritos parecen estar conectados con cultos agrarios de tipo mágico con recitación de conjuros para mantenerse sanos.
– La diosa se asimiló a la griega Higía con el nombre de Sirona, y por tanto participó de la compañía de Esculapio y Apolo. También se relacionó con Valetudo, diosa de la salud personal, y con Meditrina, diosa de la Medicina. Por cierto, de Salus, nuestra «salud», procede de la palabra «sal», pues servía para curar heridas, preservar comidas y carnes, entre otras propiedades sanadoras. Su valor le sirvió como moneda de cambio, de ahí su derivado «salario».
– Salus a menudo se la representaba sentada con las piernas cruzadas, apoyando el codo en el brazo de su trono. A menudo, su mano derecha sostiene una pátera para alimentar a una serpiente que está enroscada alrededor de un altar. Más tarde, se mostraba a Salus de pie, alimentando a su serpiente, convirtiéndose en la pose más común, más al estilo de Higía.
Diosa Blanca
● Un curioso antecedente, elucubrado por Robert Graves y puesto de manifiesto por Marija Gimbutas, es la prehistórica Diosa Blanca. Desde finales del Paleolítico y, sobre todo, a partir del Neolítico, la Diosa Blanca era la mensajera de la Muerte, la Madre que venía a llevarse la vida que había engendrado, para procurarle la regeneración. Era una recolectora de almas para llevarlas a una especie de guardería, donde se mantenían a la espera de una posible reincorporación, preferentemente en algún descendiente familiar. Vida y Muerte se nutren mutuamente y ella está presente en los dos momentos de nacimiento y defunción. De este cometido, en la tradición popular, quedó el recuerdo de recoger las almas de los niños para procurarles una nueva posibilidad de volver a nacer, para ello desde el interior de la tierra se procuraba que emergieran a la superficie a través de fuentes y pozos.
– Un antiguo prototipo europeo la presenta como una mujer bella y esbelta con nariz ganchuda, rostro blanquecino con labios rojos, ojos azules y cabellera rubia, aunque fácilmente podía transformase en cualquier especie de animal o en su aspecto de Diosa Vieja.
● Icónicamente pertenece a las Venus del tipo Desnuda Rígida, que aparecen en contextos funerarios, cuyos ejemplos más conocidos son las estatuillas femeninas de la Cícladas. Para conseguir la palidez cerúlea del cadáver se empleaban soportes blancos para sus figuraciones: hueso, mármol, marfil, piedras claras. Se la representaba con formas estilizadas, dando sensación de rigidez, con los brazos cruzados sobre la cintura o pegados a los costados, con el triángulo púbico muy marcado. Los pechos no se recalcan: o no están presentes, o son pequeños, o se muestran caídos. La diosa romana Quieta (Quies) se refería a los difuntos, tras la rigidez de la muerte viene el descanso, sus sacerdotes eran llamados los Silenciosos.
– En los países de influjo celta la diosa Blanca parece derivar de Macha, señora de los muertos. En los germánicos Frau Holle, La Vieja, pone a prueba a una muchacha que ha bajado a un pozo o a quien encuentra en el bosque. Aunque su nombre se tradujo en español como Madre Nieve, su sentido literal es Señora del Infierno. Protagonistas de cuentos y relatos tradicionales como Blancanieves o el Hada de las Nieves también se han relacionado con episodios de motivos de la «muerte iniciática», una de cuyas etapas es la Bajada al Inframundo.
– En la península Ibérica parece ser que en su cuadrante sur-occidental algunas advociones de la Virgen de las Nieves se superpusieron al culto de Ataecina o Ategina, una diosa celta ligada al inframundo, la agricultura y la curación, equiparada en época romana a Proserpina. Como todas las Diosas de las Noches de Luna Llena, procuraba la inspiración a quienes le solicitaban oráculos o adivinaciones a través de la incubación de sueños, trances extáticos y mediúmnicos, o durante la meditación mental, pero como estas prácticas son dificultosas, la técnica más usada, como ocurre en todas partes, solía ser la magia, en su variedad de invocaciones y rezos, para lograr con poco esfuerzo que la deidad nos resuelva el problema o atienda nuestro pedido.
● Como presencia sonora la Diosa Blanca solía adoptar el chicheo o charreo de la lechuza, rapaz nocturna blanca, que recuerda al siseo de la serpiente. A las aves estrígidas o rapaces nocturnas (búhos, lechuzas, mochuelos) se las considera anunciadoras de la muerte y dotadas de gran sabiduría. Sucesoras de la Diosa Lechuza fueron Atenea, diosa griega de la sabiduría, o Lilit, la legendaria primera mujer de Adán. Sus amplios ojos escrutadores de la noche siempre han impresionado, la imagen de los ojos grandes y el pico ganchudo de las aves estrigiformes tiene una larga historia desde el Paleolítico, este esquema fue muy representado durante el Calcolítico ibérico. Esto es una sugestión debida a que los ojos parecen ser el centro de dos óvalos o círculos blancos enmarcados que parecen escrutar a través de la oscuridad nocturna, y aunque ven bien en la oscuridad, se guían más por su finísimo oído.
– Además, en ciertas épocas estuvo asociada a la Diosa Buitre, en cuanto mensajera del cielo, que venía a carroñear los cadáveres expuestos, escena que aparece en Chatal Huyuk, en los primeros tiempos neolíticos de Anatolia. Esta costumbre funeraria persistió hasta tiempos históricos entre los celtas, y aún se practica en el Tibet y entre los parsis.
Dama Blanca
● En la tradición popular, la aparición de la Dama Blanca presagiaba alguna muerte, sobre todo si se presentaba en algún vano de la casa: umbral de la puerta, ventana o chimenea. Se la describe como una bella mujer alta, pálida y rubia. La muchacha podía transformarse con facilidad en Vieja Bruja, imagen popularizada en los cuentos de hadas, penúltimo vestigio de la antaño todopoderosa Diosa de la Muerte. Casi siempre relacionada con la muerte, no siempre anuncia una próxima defunción, a menudo avisaba de algún peligro grave y conseguía salvar la vida de algún miembro del linaje. Como es de esperar, los linajes aristocráticos tenían sus propias Damas Blancas que rondaban por la mansión avisando de la próxima muerte del cabeza de familia.
– En otras versiones la Dama Blanca adopta costumbres distintas. Puede presentarse al atardecer en caminos o lugares abruptos tratando de atraer algún varón a un sitio peligroso, como precipicios o turbiones de los ríos. Pero no siempre está ligada a la muerte, en ocasiones se desdobla en mujer encantada que somete al varón a una prueba para desencantarla a cambio de riquezas, aunque para su desgracia pocos hombres aceptan el reto.
● Modernamente a la Dama Blanca se la ha rebajado aún más, y ahora es un simple fantasma de joven muerta en trágicas circunstancias, que vaga entre ambos mundos sin encontrar descanso ni consuelo, y aparece siempre vestida de blanco, motivo de atención para esoteristas y parapsicólogos que estudian los llamados fenómenos paranormales y de argumento para los guionistas de películas de terror.