DEMONIOS DEL MEDIODÍA
Mediodía estricto y amplio

● El mediodía astronómico es solo el instante de cruce del sol por el meridiano celeste local, donde está en culminación, o sea, en ese día alcanza su mayor altura en el cielo y da la sombra más corta de un gnomon. Como momento cumbre el sol está en todo su esplendor, y también significa que a partir de ahora comienza su descenso hacia el horizonte occidental.
– En este intervalo crucial pueden aparecer los seres espirituales, pues las oscuridades de la mente no son sólo nocturnas y pueden ocurrir en cualquier momento del día, sobre todo en los momentos de tránsito en ambos crepúsculos (amanecer y atardecer) y al mediodía, en sus dos sentidos: astronómico y climático. Pues en el sentir popular hay dos «mediodías»: el verdadero o astronómico, a las 12 horas local, en sentido estricto; y otro más variable y climático, en sentido amplio, que viene a coincidir, en horario local, más bien con la media tarde, en torno a las 3 de la tarde o 15 horas, en relación con el hecho de que durante el día, en promedio, a esa hora es cuando más calor hace y cuando el viento suele ser el más intenso del día. Este mediodía climático, por lo general, en invierno ocurre una hora antes, y en verano una hora después. En los países mediterráneos el mediodía se refiere más bien, sobre todo en verano, a estas horas de la primera mitad de la tarde de mayor calor, periodo llamado el «hueco del día» en las regiones más calurosas de España.
● Hay que tener en cuenta la relación simbólica entre los tres grandes ciclos del tiempo: día, año y mes lunar; y las direcciones espaciales.
Día | Medianoche | Amanecer | Mediodía | Atardecer |
Año | Hiberdia Solsticio Invierno | Vernadia Equinoccio Primavera | Estivadia Solsticio Verano | Automdia Equinoccio Otoño |
Mes lunar | Luna oculta o nueva | Media Luna creciente | Luna llena | Media Luna menguante |
Punto cardinal | Norte | Este | Sur | Oeste |
– Aquí nos interesa en especial la relación día-año, en concreto el hecho de que en ambos ciclos ocurre que el mayor calor no se da en los picos de mediodía o del solsticio estival, sino que está desplazado en alrededor de 1/8 de estos dos puntos de paso, es decir, a grosso modo, el mayor calor suele ser unas tres horas después del mediodía, y en el año el mayor calor sobreviene entre un mes o mes medio, unos 30-50 días después del solsticio, entre 20 julio – 10 agosto. En la tradición popular se equiparó la idea de hora del día y fecha del año de máximo calor, pero para penetrar en su simbolismo hay que entender que no se limita a esos momentos puntuales, pues también quedan incluida la primera media tarde y la primera mitad del verano. Las dos claves simbólicas son por tanto: momento liminal y mucho calor.
● En algunas ocasiones el mediodía alude al tercio medio, intercalado entre la mañana y la tarde, la parte más luminosa del dia. En este caso de división tripartita, incluiría de 10 de la mañana a las 2 de la tarde, de 10 a 14 horas, siempre en sentido de horario local y solo como aproximación de un concepto vago en los tiempos antiguos.
Peligros del mediodía

● Aunque la presencia al mediodía de fantasmas, espectros, diablos, animales mágicos, almas de muertos y demás seres espirituales es conocida en casi todo el mundo, en la Europa cristiana adquirió auge debido a un error de traducción de una expresión del salmo 91, versículo 6, del «Libro de los Salmos» bíblico, que fue vertida como «demonio del mediodía». En ambientes monacales se interpretó que la acción de este demonio provocaba «acedia», palabra procedente del griego akédia, «descuidado», y que comprende una mezcla de sentimientos y afecciones que incluyen: abulia, hastío, tedio, desidia, aburrimiento, apatía, melancolía, tristeza, depresión, y otros, que se conjuntaron en el pecado capital o vicio monstruoso de la pereza. Para Evagrio Póntico, introductor del monacato místico en el Occidente cristiano: «El demonio de la acedia, o del mediodía, es el más pesado y duro de sobrellevar de todos». En el Medievo el demonio meridiano se representaba por una figura humana cabalgando sobre un monstruo alado y empuñando un arma. Según Santo Tomás de Aquino: «cae sobre el monje en la hora sexta, o del mediodía, cuando el sol aprieta con más fuerza, cuando al monje le resulta difícil seguir rezando. Por eso, los que ayunan hasta el mediodía, cuando comienzan a sentirse faltos de alimentos y afectados por el calor del sol, son atacados más vivamente por la acedia». Todos los santos y meditantes pasan por momentos de terrible depresión y hastío. Actualmente la expresión «demonio del mediodía» también se aplica a la época de depresión que suele ocurrir en la mitad de la vida, entre los 40 y 50 años, cuando se empieza a vislumbrar la vejez; o cuando estamos en el cénit de un estado emocional, profesional, o de otro tipo, y se ha cumplido una meta.

– También las actitudes mentales y emocionales se alteran y ya sea por las altas temperaturas, o incluso por insolación o golpe de calor, pueden aparecer delirios y alucinaciones, interpretados como muestra evidente de que las personas que los padecen han sido influidas por esos seres del Más Allá. O simplemente aparecían durante la siesta, más que en sueños estrictos, ciertas fantasías hipnagógicas que ocurren en el estado de sopor o somnolencia, intermedio entre la vigilia y el comienzo del duermo.
● Otro efecto del mediodía que contribuía a empañar la mente se debía a la cortedad de la sombra, pues la disminución de su longitud se asociaba con menor fuerza del alma. De hecho se puede reconocer a un fantasma del Otro Mundo porque no tiene sombra y no parpadean, cosa que no les ocurre a las almas de los vivos cuando en trance o sueños penetran en los mundos sutiles, con sombra incluida. Así que mucha gente temía esta hora con la sombra disminuida, con peligro de perder el control de su alma y caer en la locura demente.
– En ocasiones de especial relevancia, como puede ser la muerte de un ser divino o héroe al mediodía, puede ocurrir un gran temblor o terremoto, significando que la tierra y la natura se conmueven con tan trágica circunstancia, acompañado de un oscurecimiento atmosférico a modo de eclipse solar prolongado, para reflejar la tristeza del cielo. El ejemplo más conocido es el de la Pasión de Cristo, crucificado a mediodía y muerto a media tarde.
DIOSES MERIDIANOS Y MEDIODÍAS CANICULARES
Dioses y demonios del mediodía

– En la Grecia clásica el mediodía, en sentido estricto, fue la hora religiosa por excelencia. Aunque no estaba dedicada a ningún dios específico, era la preferida por el dios Pan, las sirenas y las ninfas para presentarse ante los mortales. Homero llama «día sagrado» a la mañana, desde el amanecer al mediodía estricto, cuando se realizaban para los dioses del supramundo olímpico los sacrificios de animales de color blanco con la cabeza vuelta al cielo. Por la tarde, desde mediodía al ocaso del sol, se efectuaban las ofrendas a los dioses del inframundo, eligiendo víctimas negras, inmoladas con la cabeza apoyada en el suelo. Era, por tanto, a partir del mediodía cuando pueden ocurrir las apariciones de los dioses oscuros, con su acostumbrada ambigüedad, pues pueden conceder dicha y felicidad, o darnos sustos mortales. Es una hora fronteriza, en equivalencia simbólica con Estivadia y Plenilunio, cuando en un ciclo temporal se pasa de la fase ascendente o incremento, a otra de descenso o mengua.
– También los romanos procuraban que sus negocios importantes y las ocupaciones políticas quedaran terminados antes del mediodía. Ningún jefe militar romano firmó tratados ni convenios después del mediodía.
– Del mundo clásico greco-romano, además de Pan y su séquito de faunos y sátiros, también pasaron al mundo medieval otras diosas demonizadas que actuaban al mediodía, sobre todo Diana (a veces Hécate, Artemisa, Proserpina, Empusa), y otras procedentes de otros ámbitos culturales, como Herodías, o de las tradiciones celta y eslava. Diana se benefició mucho de su homofonía con Meridiana, nombre adoptado por la compañera del papa Silvestre II.
– En la tradición judía el demonio del mediodía actúa desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, sobre todo en verano, entre los días desde el 27 Tamuz al 09 Av. Quienes ven a este demonio rodante caen muertos en el acto.
– Costumbres y creencias semejantes están atestiguadas en gran parte del mundo o se han mantenido vivas leyendas de apariciones del mediodía, sólo como muestra en: Europa (Portugal, Bretaña, Escocia, Suecia, Rusia), Asia (India, Japón), Egipto, México precolombino.
– Como ocurre en la aplicación de los símbolos, un mismo motivo puede conllevar costumbres opuestas. En Letonia los muertos eran enterrados por la mañana, nunca después del mediodía y en Italia se cerraban los cementerios a mediodía. En otras regiones se prefería inhumar a los difuntos justamente en esa hora, dado que lucen los mejores rayos para el viaje al paraíso celestial.
● En España, desde el siglo XVI, los escritores se interesaron por el demonio meridiano. Vasco Díaz Tanco, extremeño de Fregenal, escribió un tratado titulado «La porta meridiana, que trata de las cosas admirables acontecidas a mediodía antigua y modernamente». El autor toledano Alejo Venegas refería que en el año 1543 el demonio mismo se había aparecido a mediodía en Granada a un mancebo, consiguiendo que firmase un pacto diabólico. Debido a los tabúes sobre no nombrar a los seres perversos el demonio meridiano era llamado «la Mala Cosa». En algunos lugares de España cuando sonaban las doce campanadas del mediodía, se recitaban conjuros, ya fueran para buenos o malos deseos, pues a esa hora eran doblemente eficaces. En plan cachondo en España se hablaba del demonio meridiano, cuando una persona se presentaba a la hora del almuerzo y luego desaparecía, pero era difícil encontrarla para trabajar o ayudar en las tareas. Almorzar en su origen era el desayuno, pero luego evolucionó hasta ser la comida del mediodía. En la tradición popular se cree que «Entre las doce y la una corre la mala fortuna; y entre la una y las dos anda la Madre de Dios».
Mediodías caniculares

● Dada la asociación entre Mediodía y Estivadia, ambos en sentido amplio de las primeras mitades de la tarde y del verano, en el mundo agrario los demonios meridianos estuvieron muy ligados a la siega y la cosecha de cereales. En pleno calor hay que proteger bien la cabeza con sombreros o cualquier tipo de tocado.
– En países eslavos, si en pleno verano aparecía la Señora del Mediodía o Poludnitsa, podía provocar insolaciones en los campesinos cuando no descansaban de sus labores, quedando enfermos o locos, incluso llegaba a raptar a los niños. Poludnitsa era una mujer joven alta ataviada con blancas y brillantes vestiduras. En sus andanzas por los campos en dicha época solía llevar algún instrumento cortante: hoz, guadaña o tijeras, y si se encuentra con algún imprudente que no se ha refugiado a comer y descansar en esas horas, comienza a hacerle preguntas difíciles o entabla una conversación, y desdichado aquel que no responda, pues a quien no sea capaz de mantener la charla, le cortará la cabeza. Al sonar las dos, la mujer desaparece, y con ella el peligro. Se alude al peligro de la insolación, una persona delirante no puede seguir un diálogo.
– Otras veces, la Mujer del Mediodía es la Vieja del Sol, bruja asociada a ciertos fenómenos meteorológicos de carácter mágico, como remolinos de polvo o espejismos del aire provocados por el calor.
– Por el contrario, en invierno los eslavos viajeros en sus fríos países podían encontrar a Belun o Belobog, el «Dios Blanco», un anciano bondadoso de pelo y barba canosos, vestido de blanco y con báculo, que sólo se aparecía a mediodía para mostrar el camino a los perdidos en el bosque. Belbog es opuesto a Chernobog, el dios oscuro de la noche.
– La idea del descanso meridiano, sobre todo en verano, cuya faceta más conocida es la siesta, también proviene de la observación de que la naturaleza parece dormitar en esas horas. La mayoría de los animales se resguardan y suele predominar un cierto silencio e inmovilidad, a veces roto por el monótono chicharreo de las cigarras. Incluso en algunas tradiciones, como la letona, la diosa Sol (Saule) también duerme su siesta al mediodía, y los griegos hablaban de la hora inmóvil (mesembría istatai).
● El predominio del demonio meridiano en verano nos lleva a la lógica asociación con la Canícula. Unos de los seres que se presentan a mediodía son las sirenas, que aunque ahora sólo las relacionamos con el mar, originalmente fueron aves. Aunque la etimología de la palabra (en griego, seiren) es dudosa, se ha señalado que puede estar emparentada con seirios, o sea Sirio, la «brillante» estrella. El poder de las sirenas y otras damas mágicas está exaltado en los mediodías caniculares.
– Es curioso que las horas de la primera mitad de la tarde fueran consideradas como las que amaina el viento e incluso se consideraba que se paraba, idea sustentada por Aristóteles, cuando los meteorólogos modernos nos dicen que, en promedio, es justamente a esas horas cuando más corre el viento. Quizá sea una asociación con esa paralización del día durante el calor agobiante que infunde el sopor, verdadero «canto de sirenas» para echarse una siesta. Cabía la posibilidad de que esa flojera surgieran deseos eróticos y las «súcubas» aprovecharan la ocasión para obtener un buen botín de esperma eyaculado, para usar en sus brujerías y creaciones monstruosas.
– Para sestear en el campo era bueno encontrar algún bosquecillo, que diera sombra, y mucho mejor si chorreaba alguna fuente. Aunque existía un pequeño peligro, pues las ninfas del lugar pueden invadir la mente del durmiente y provocar una «ninfolepsia», que puede adoptar muchas formas, desde una maravillosa inspiración a una espantosa pesadilla. «Entusiasmo» es literalmente «ser poseído por los dioses», «pánico» es quedar sobrecogido por el terror provocado por el dios Pan cuando estaba «cabreado» y si estaba de buen humor lo curaba todo (pan), pero nunca había que molestarlo durante sus siestas. Los «fantasmas» se cuelan y aparecen en nuestras «fantasías», ambas palabras proceden de la misma raíz. De aquí surgen muchos de los tabúes sobre dormir cerca de manantiales o arroyos, o al amparo de ciertos árboles (plátano, nogal, higuera, …), por eso llamados de «mala sombra». Por el contrario los exploradores del mundo mágico usan esos lugares y momentos para exponerse e intentar conectar con dichos seres anímicos.