26 Febrero: Meses lunares (I)

MES SINÓDICO O LUNACIÓN

Lunación

● Por sus cambios de aspecto, Luna fue la gran medidora para los períodos de tiempo mayores que un día y menores que un año. Aunque el concepto de mes es de origen lunar, actualmente se aplica a la división duodecimal del año trópico o solar, por tanto sin ninguna relación con la luna. Según el contexto habrá que entender si la palabra mes se aplica a uno u otro caso; cuando interese referirse al mes lunar en sentido estricto hablaremos de lunación. Recordemos que los aproximados 12 ciclos lunares a lo largo de un año es el motivo por el cual la docena se emplea como base de muchas divisiones del tiempo en todas las culturas del mundo.

Mes procede del latín mensis, a partir de la raíz indoeuropea me, que también da: menos en griego o moon en inglés. La raíz de la palabra «medida» (mensura) está relacionada con la de «mes». Sinódico, proviene del griego sínodo, «convenir, reunir, conjuntar», de sín, «con» y hodos, «camino», se usa para los ciclos en que Luna o un planeta adquiere la misma alineación con Sol, visto desde Tierra.

● Luna con respecto a Tierra es proporcionalmente más grande que cualquier otro satélite del Sistema Solar en relación a su planeta. Luna está muy cerca, a unas 30 veces el diámetro terrestre. Ambos hechos provocan que Tierra y Luna se comporten más bien como un planeta doble. Por eso el fenómeno de paralaje es importante en la observación de ortos y ocasos de Luna: su posición aparente respecto a las estrellas puede variar en torno a 1-2 diámetros lunares, según el lugar de observación.

Mes sinódico

● La lunación o mes sinódico es el ciclo de variación del aspecto de la luna, o período de revolución con respecto al sol, habitualmente se divide en cuatro fases, desde su conjunción o sínodo, alejamiento, oposición, acercamiento y nueva reunión, con una duración media de 29,53059 días (= 29 d, 12 h, 44 m, 3 seg), con oscilaciones entre 29,27 y 29,83 días. La duración media de 12 lunaciones es de 354,367 días, aunque puede variar entre 353 y 355,2 días.
– Para cálculos de tiempo a largo plazo, ya desde la prehistoria se alternaban meses de 29 y 30 días, lo cual se ajusta bastante al ritmo lunar. Más adelante se buscaron otras equivalencias para que la concordancia fuera más completa, p. ej.: cada 33 meses (974,5 días) hay que alargar en 1 día un mes de 29: (16 x 29) + (17 x 30) = 974 días. Si a dos de estos ciclos (66 meses) se le añadía 1 día más, se sincronizaba mucho mejor (1.949 días). La coordinación entre el año solar y las lunaciones la veremos en los calendarios lunisolares.

● En cualquier momento, la mitad de la superficie lunar está iluminada por el sol, pero la fracción alumbrada que podemos observar desde la Tierra es variable debido al cambio de las posiciones relativas de Tierra, Sol y Luna. Este aumento y disminución perpetuos de la luna visible ha llegado a simbolizar la fragilidad, el devenir y la precariedad.
– El ciclo lunar se divide en dos mitades: creciente y menguante, marcados por luna nueva (novilunio) y luna llena (plenilunio), cuando se celebran las dos fiestas más significativas del ciclo lunar. Tradicionalmente la mitad creciente se ha relacionado con los procesos de crecimiento, desarrollo y aumento, por ejemplo, plantación y siembra. A la inversa la mitad menguante se consideraba buena para realizar labores de almacenaje y conservación. Un dicho tradicional explica que «Todo lo que crece con la luna, mengua con ella». En plenilunio se exaltan todas las cualidades atribuidas a nuestro satélite. Pero todas estas adscripciones son sólo analogías simbólicas muy arraigadas, aunque sin base científica alguna.

– A comienzos del creciente y a finales del menguante aparecen las Lunas Cornudas, con dos cuernos y una panza central, aspecto que tanto influyó en la caracterización simbólica de las astas de toro. El semicírculo interno que separa la porción brillante de la oscura se llama terminador, en estos casos es cóncavo. La panza iluminada señala o mira siempre al sol, las puntas de los cuernos siempre se alejan del sol, según el dicho: «Panza a poniente, Luna Creciente; panza a levante, Luna Menguante». Como recetas populares: «Ten siempre presente que la luna miente»: Creciente y Decreciente son al revés; o sea se presenta con forma de D en creciente y de C en menguante o decreciente. Más fácil y significativo: La luna creciente la veremos por la tarde y primeros de noche, la menguante a final de noche y la mañana.
– A su vez las fases previas y siguientes al plenilunio son cuando aparecen las Lunas Gibosas, porque a la panza se acompaña de una joroba o giba, pues en estos casos el terminador es convexo.

Luna Cornuda

– Las lunas cornudas presenta un aspecto diferente según la estación del año según su inclinación: las formas de la hoz de los cuernos lunares en C (matutinos o menguante) o D (vespertinos o crecientes) cambian a ser más horizontales, acercándose a U, es decir la figura de una luna cornuda fina parece más tumbada, en barca, cuando estas fases ocurren en la última lunación de invierno, coincidiendo con el comienzo de Cuaresma; la Media luna creciente, al final del primer cuarto, se ve más tumbada en fechas próximas a Hiberdia. Por contra, una luna cornuda fina más vertical se observa en el último mes de verano y la Media luna en las proximidades de Estivadia. En ambos casos la inclinación del semicírculo lunar depende de la inclinación de la órbita lunar respecto al horizonte, pues en la luna cornuda tumbada la perpendicular a la línea que une las puntas de los cuernos forma un ángulo más abierto y en la forma más vertical forma un ángulo más cerrado.