21 Marzo: San Benito y Equinoccio de Primavera

SAN BENITO Y EQUINOCCIO DE PRIMAVERA

San Benito de Nursia

A menudo los cuervos alimentan a los monjes

– La fiesta tradicional de San Benito era el 21 marzo, pero se traspasó al 11 julio, día de la Traslación de sus reliquias, para que no quedara oscurecida por la Cuaresma. Incluso antes de este exilio festivo, en muchos lugares esperaban para celebrarlo al lunes de Pascua de Resurrección.

– Casi todo lo que se sabe de él y sus discípulos fue transmitido por San Gregorio Magno en el libro II de los «Diálogos». El gran abad y patriarca del monacato occidental es San Benito de Nursia (480-548), así llamado por haber nacido en Nursia (actual Norcia, Umbría). Se inició a los 20 años en la vida de ermitaño en una cueva, la Santa Gruta (Sacro Speco), cerca del lago artificial de Subiaco, donde logró muchos discípulos, asociados en doce conventos de doce monjes cada uno. Por dos veces intentaron envenenarlo, pero gracias a sus poderes milagrosos salió indemne.

– En 529 se instaló en Monte Cassino, en cuya cima se levantaba un antiguo templo de Apolo, dentro de un bosque sagrado, emplazamiento donde construyó una iglesia dedicada a San Juan Bautista. Siempre mostró gran empeño en que los monasterios se construyeran en el sitio exacto que él indicaba. También señaló el lugar preciso donde se debía cavar su sepultura, que compartiría con su hermana Santa Escolástica. Gozaba de los carismas de la profecía y el conocimiento de los corazones.

– La fundación de la abadía de Monte Cassino y la redacción de la Regla de los Monjes (Regula monachorum), a partir de 530, fueron las actas de fundación sobre las que giró el monacato occidental. San Benito no fundó ninguna Orden, sino que organizó un estilo de vida cenobítica, que luego se propagaría por muchos monasterios. Su lema Ora et labora, que no aparece expresamente en la Regla, buscaba que los monjes repartieran su tiempo entre la meditación y el trabajo.

– San Benito, nombre contraído de Benedictus, «Bendito», mantenía un trato especial de amistad con los pájaros negros: mirlos y cuervos. Posteriormente, los benedictinos fueron llamados por su hábito los «monjes negros» o «benitos», en oposición a la rama cisterciense de los «monjes blancos» o «bernardos».

Discípulos de San Benito

– San Benito tuvo como compañera espiritual a su hermana melliza Santa Escolástica y entre sus discípulos destacaron: San Mauro (510-586) (15 enero), introductor del monacato benedictino en Francia, donde fundó la abadía de Glanfeuil (actual St. Maur-sur-Loire); y San Plácido (518-546) (05 octubre), que moriría asesinado por los bárbaros. Ambos discípulos fueron protagonistas de uno de los milagros más conocidos de San Benito. Por orden de su abad, Mauro caminó sobre las aguas del lago Subiaco para salvar a Plácido, hundido en ellas y a punto de ahogarse.

– Una leyenda sobre el supuesto traslado de las reliquias de San Benito a la abadía de Fleury (actual St. Benoît-sur-Loire) propagó aún más su fama por toda Europa. La tumba de San Benito y Santa Escolástica, sin embargo, se ha encontrado intacta en Monte Cassino.

– La historia de Monte Cassino parece un rosario de destrucciones y reconstrucciones. En 589 el monasterio fue arrasado por los lombardos y restaurado un siglo después por San Petronax (670-725) (06 mayo). En 844 volvió a ser saqueado por los sarracenos. Vuelto a levantar, fue devastado varias veces por los normandos. La abadía fue destruida por los terremotos en 1349 y en 1649. La última demolición ocurrió en 1944 por los bombardeos aliados durante la II Guerra Mundial.

– El impulso definitivo para la expansión de la Regla benedictina vino por San Benito de Aniano (750-821) (12 febrero), de familia visigoda, se llamaba Witiza o Euticio, expandió la observancia benedictina desde Aniano (Languedoc) por gran parte de Europa, fundando numerosos monasterios con el apoyo de los gobernantes carolingios de Aquisgrán e imponiendo la uniformidad de la Regla. Por ello se le llama San Benito II. Se le invoca como protector contra los incendios.

San Benito y los inicios de primavera

– El culto popular a San Benito estuvo muy ligado a la implantación de monasterios benedictinos y adquirió bastantes elementos relacionados con el inicio de la primavera, como por ejemplo, la ofrenda de huevos frescos. Una fiesta curiosa se le adjudica en Obejo (Córdoba) donde se baila la bachimachía, una danza de espadas, cuyo momento culminante es el patatú, en el que se simula la ejecución del maestro de armas. En algunas danzas alemanas participa un personaje bufonesco, que es matado y luego elevado sobre la rosa de espadas entrecruzadas.

– Sobre la danza de espadas escribió Jovellanos: «todas sus mudanzas o evoluciones terminan en una rueda en que los danzantes, teniendo recíprocamente sus espadas por la punta y pomo, forman la figura de un escudo. Formada, sube en él el caporal o guion de la danza y, alzado por sus camaradas en alto, y vuelto en torno a los cuatro puntos principales del mundo, hace con su espada ciertos movimientos, como el desafío de los enemigos de su gente. Los que saben la fórmula de elevación de los reyes visigodos, poco trabajo tendrán en atinar con el origen o, por lo menos, con el tipo de esta danza».

– El simbolismo siempre es polivalente, sobre las danzas de espadas y paloteados en primavera, algunos autores destacan que un aspecto significativo de los combates rituales se basa en la lucha contra los bichos e insectos que producen las plagas de los cultivos. Mosquitos, tábanos, langostas u orugas son más nocivos en plena época de crecimiento y se organizan toda clase de actividades para combatir tal calamidad, en latín calamitas era toda plaga que afectaba a las cosechas, destruyendo las cañas o cálamos (calami) de los cereales. Procesiones, rogativas, hogueras, aguas gregorianas, son parte del arsenal que quizá haga posible ganar la batalla para que se salven las plantas de tan pequeños y peligrosos enemigos, considerados como una emanación demoníaca.

– Pero en conjunto, la danza de paloteo no deja de ser un lucha ritual, los palos son un arma para combatir contra espíritus malignos que activan fenómenos meteorológicos adversos o estimulan las plagas de bichos. Pero en cuanto danza es una muestra de virilidad, el bastón es símbolo fálico o de fertilidad, y activa el placer lúdico del entrechoque, con sus giros y rondas. Por lo general los chasquidos y golpes de los palos alejan los malos espíritus de ganados y campos, mientras que el golpeteo rítmico de los palos sobre el suelo es más bien una llamada para animar a los cultivos a que salgan de la tierra y un estímulo para su crecimiento.

VERNADIA: Día del equinoccio de primavera

– El día romano oficial de inicio de primavera era el 25 marzo, pero en 325 el Concilio de Nicea decidió fijarlo el 21 marzo, de manera arbitraria, para no tener que suprimir los cuatro días de desfase producido hasta esa fecha desde la implantación del calendario juliano. No se les ocurrió fijar un criterio para no tener que hacerlo en el futuro, lo que motivó que el desfase se siguiera produciendo, hasta la corrección llevada a cabo con la reforma gregoriana del siglo XVI. Astronómicamente, Vernadia cae más veces en 20 marzo, lo cual es lógico ya que la época actual el invierno dura 89 días, pero mantenemos la tradición de adjudicárselo a hoy, 21 marzo.

– Aunque el Calendario de Córdoba marca el equinoccio de primavera el 16 marzo, fecha aproximada en que ocurría cuando se escribió a fines del I milenio d.C., señala en 22 marzo: «Entre los cristianos, fiesta de la revolución de los años solares del mundo, para ellos es el comienzo del tiempo», e indica que mañana es la primera fecha posible en que puede ocurrir la Pascua de Resurrección. Para el 23 marzo (versión Liber Regius) anuncia que esa fecha Adán fue plasmado o formado.

Estación de primavera

– Esta estación se identifica con el renacer de la naturaleza, aumento de las temperaturas medias, floración de las plantas, despertar de los animales hibernantes y regreso de las aves migratorias. Por esas características se usa como metáfora de la renovación de la vida.​ En latín la palabra procede de ver, veris, derivada del proto-indoeuropeo wesr. Aunque  dominó como primo vere, literalmente, «principio de primavera», en latín vulgar: prima vera. La palabra aparece atestiguada hacia 1490.​ El nombre de la estación era verano, a partir de la forma veranum tempus, «tiempo de primavera». El actual verano era estío, derivado del latín aestas, aestivus. Hay que tener en cuenta que hablamos de la primavera astronómica, pues la primavera climática es diferente según las diferentes regiones.

– «La primavera, que cante o que llore, no viene nunca sin flores, ni el verano sin calores, ni el otoño sin racimos, ni el invierno sin nieves y fríos».

– «Cuando el cuco llega, entonces es primavera». «Si marzo se va y el cuco no viene, o se ha muerto el cuco, o el fin viene».

– «Golondrinas anticipadas, primavera muy templada». «Ni primavera sin golondrina, ni despensa sin harina». «San Raimundo trae la golondrina del otro mundo». «De marzo a la mitad, la golodrina viene y el tordo se va».

– «La primavera, la sangre altera».

– «La primavera pasa ligera, al revés que el invierno, que se hace eterno».

– «Mucha flor en primavera, buen otoño nos espera».

– «Pascuas nevadas, en primavera galas». «Primavera fría, cosecha tardía». «Primavera muy lluviosa, poco triguera y muy pajosa».

Signo Aries o Carnero

Constelación Aries (Carnero)

Aries es una pálida constelación que suele figurarse por un carnero, en cuya frente las dos únicas estrellas algo brillantes representan los cuernos. Está situada entre Andrómeda al norte y Ballena (Cetus) al sur. Los nombres árabes de sus estrellas son Hamal, la más brillante (α-Ari, brillo 2), que significa «carnero», aunque se solía especificar que era la cabeza (Ras al-Hamal). La otra se llama Sheraton (β-Ari, brillo 2’6), «Dos marcas» o señales, pues junto a su pálida compañera Mesarthim (γ-Ari, brillo 4’5), representaban los cuernos del carnero e indicaban el punto vernal en la segunda mitad del siglo V a.C. (β: 450 a.C.; γ: 388 a. C.; 07-08 abril, en calendario juliano proléptico).

– En Mesopotamia la constelación era conocida como El Altar (no confundirla con la actual Ara o Altar, bajo la cola de Escorpio), por el sacrificio de un carnero realizado en la cima de un monte para invocar la lluvia, en la fiesta equinoccial de Año Nuevo. Sin embargo fue más conocida como Luhunga, «Campesino» (aparcero, jornalero), del camino de Anu, dedicada al dios Dumuzi.

– En la versión griega se la asimiló al Carnero alado que proporcionó el Vellocino de Oro, objeto de la búsqueda de los Argonautas.

– Es muy posible que antes de ser un signo astrológico, Carnero fuera la cabeza de los meses del año al comienzo de primavera, y que fuera llevado al cielo en época clásica, cuando se buscó en el cielo de esas fechas una constelación que lo representara, aunque resultó ser de escaso brillo.