14 Septiembre: Exaltación de la Santa Cruz y el Trono de los Arcos

● Es la fiesta oficial del símbolo de la Cruz, instituida para conmemorar la devolución que los persas hicieron en el año 631 al emperador bizantino Heraclio, de la Cruz arrebatada por el rey sasánida Cosroes II de Persia, cuando conquistó Jerusalén catorce años antes.

– Heraclio eligió la fecha del 13 septiembre por ser la fiesta de las Encenias o Dedicaciones (inauguración) de las iglesias erigidas por Constantino en Jerusalén, aunque acabó prevaleciendo la fecha de la Exaltación de la Santa Cruz del 14 septiembre, pues la fecha de las Dedicaciones según la peregrina Egeria se añadió para que ambas «fiestas se celebrasen al mismo tiempo y en el mismo día». También incluía el recuerdo del hallazgo o «Invención» de la Cruz por Santa Elena en Jerusalén, fiesta que en Occidente se trasladó a primeros de mayo, para suplantar los festejos del Árbol de Mayo, y que en 1960 retornó a su fecha original a fines del verano. La Cruz como símbolo supremo del cristianismo fue establecido por el Concilio de Nicea, reemplazando al crismón, más utilizado en el primitivo arte cristiano.

● Según el deseo de su madre Elena, Constantino erigió las iglesias de: el Santo Sepulcro en el Calvario, sobre el lugar donde los romanos habían construido un templo de Venus; la Ascensión en el Monte de los Olivos; y la basílica de la Natividad en Belén. Se instituyó la fiesta de las Encenias o de la Dedicaciones de estas iglesias el 13 septiembre 335, a imitación de la fiesta judía de la Dedicación del Templo de Jerusalén (Hanukká), surgida en época de los Macabeos.

– Hacia el año 400, la fiesta de la Vera Cruz celebrada durante ocho días, atraía hacia Jerusalén a monjes y renunciantes de todo el Próximo Oriente y Egipto. La leyenda cuenta que el leño de la cruz de Cristo, inventado por Santa Elena, se dividió en cuatro trozos. Uno quedó en Jerusalén, otros dos se llevaron a Roma y Constantinopla, y el cuarto se partió en astillas para repartirlas por diversos templos del mundo, que se llamaron de la Vera Crux («Verdadera Cruz»).

● En Roma las reliquias se albergaron en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén. En España, con culto ya atestiguado desde la época visigoda, un gran trozo se venera en el santuario de San Toribio de Liébana. Debido a la enorme demanda de reliquias, los fragmentos del Leño de la Cruz se multiplicaron por todas partes, así que se dijo que el tamaño de la cruz no disminuía a pesar de los sucesivos cortes que se extraían. Recordemos que el culto a la Vera Cruz sólo lo era en relación a la figura del instrumento de la Pasión, el Cristo Crucificado es más tardío, se introdujo poco a poco a partir del siglo IX. Con las Cruzadas llegaron cantidades inmensas de supuestas reliquias de madera de la Cruz, siendo los franciscanos los grandes propagadores de su culto, creando cofradías en los templos octogonales de la Vera Cruz. Más tarde el rezo del Via Crucis, llevó a poblar los cerros de muchos pueblos de cruces monumentales.

● A partir de su esquema básico, con el paso del tiempo, los diseños de la cruz se han diversificado en cientos de aspectos. La cruz ortodoxa rusa es una cruz latina a la que se añade un travesaño corto superior para el INRI, y otro inferior oblicuo, el «supedáneo» para apoyar los pies. En la Iglesia copta se solemnizan tres días consagrados a la Cruz Gloriosa, pues se insiste más en su aspecto de salvación y menos en el de pasión patética (valga la redundancia). En Etiopía, la fiesta de la Cruz o Maskal (27 septiembre) se celebra con procesiones acompañadas con antorchas y hogueras en las calles.

● Las leyendas apócrifas sobre el origen del madero de la cruz fueron múltiples, su «linaje genealógico» lo considera descendiente del Árbol del Paraíso. Las peripecias hasta llegar a ser desbastado para obtener los troncos del crucifijo son múltiples, en algunos casos se considera que el leño principal proviene de una viga del Templo de Salomón. Se supuso que la cruz fue erguida sobre la calavera de Adán, pues Cristo fue considerado el Nuevo Adán.

– No ajena a la magia, la cruz también se porta como amuleto, durante el Medievo el signo de la cruz fue utilizado como poderoso talismán para rechazar al demonio, causante de los males que azotaban a personas y comunidades.

– Sobre su significado como esquema del universo se ha insistido muy poco, así como de la relación de la crucifixión (= «fijación en la cruz»), como estado mental intermedio a modo de umbral entre cielo y tierra, recordemos que, después de morir, el propio Cristo bajó tres días al infierno, y durante una cuarentena se dio algunos garbeos por la tierra, antes de ascender al Cielo.

● Aunque Calvino convirtió en un tópico el dicho de que «si se reunieran todos los trozos de la Cruz de Cristo habría madera suficiente para construir un barco», los eruditos han constatando de manera exhaustiva la cantidad de todas las supuestas reliquias de la madera de la Cruz, llegando a la conclusión de que no alcanzan ni para la mitad de uno de los dos palos que la conformaban, pues la mayoría de estos restos son minúsculas astillas. De todas maneras, iglesias y monasterios fomentaron el negocio de reliquias y muchos de los trocitos de madera de cualquier árbol eran bendecidos por delegación, pues bastaba con ponerlos en contacto con la supuesta reliquia «verdadera» para que adquirieran sus propiedades sagradas, dicha operación mágica de traspaso de poderes permitía multiplicar su número en cantidades ingentes, aunque actualmente han quedado muy pocas. Muchas otras astillas eran sencillamente una absurda atribución con fines de negocio y venta, directamente lanzada para atraer a los devotos, como hoy se intenta atraer turistas con cualquier motivo por muy estúpido que sea.

● Aunque la leyenda dice que el rey Cosroes II colocó la cruz debajo de su trono para desprecio de los cristianos, otras versiones señalaron que el soberano persa construyó un templo astronómico para depositar la reliquia de la Santa Cruz conquistada en el año 614, con un sentido simbólico de Eje del Mundo, para enlazar con el tema de los Magos de Oriente que visitaron al niño Jesús en su nacimiento. De hecho Shirin, esposa de Cosroes II, era cristiana monofisita, por eso ambos deseaban las reliquias para atraer a los cristianos del Imperio Persa.

– Los magos eran una casta de sacerdotes y sabios especializados en los ritos religiosos y en la observación astronómica y custodios de un mensaje monoteista, que intentaba superar el dualismo mazdeísta de Luz y Tinieblas, a un principio superior, Zurvan Akarakana («Tiempo Increado»), señor de todas las cosas.

– Aunque el llamado Trono de los Arcos sea el construído por Cosroes hacia el año 540 en Ctesifonte (cerca de la actual Salman Pak en Irak), la leyenda llevó la Vera Crux a un templo identificado con el Trono de los Arcos (Takt-i-Taqdis), sobre el monte Khajeh (o Khwaja, también llamado Usida), en la región de Sistán, en Irán oriental. El monte era el centro sagrado del reino de la dinastía sasánida, que incluía un antiguo santuario del Fuego y se creía que desde allí se esparció la semilla espiritual de Zaratustra. Los reyes celebraban en este lugar ritos estacionales, en especial en Vernadia (día del equinoccio de primavera), para asegurar la fertilidad del país. El nuevo templo se construyó con todo lujo: tenía una cúpula, tejado dorado y techo alicatado con zafiros y piedras azules, que representaba el cielo, y por medio de otras joyas incrustradas se definían a Sol, Luna y estrellas. La estructura del edificio estaba construida sobre un foso, en cuyo interior daba vueltas una noria tirada por caballos permitiendo que el edificio girara según las estaciones, para facilitar las observaciones y cálculos astronómicos. El templo estaba protegido por dos fortalezas, además de otra conocida como castillo de Rostam, héroe mítico iraní.

– Puede ser que en la tradición oriental del Monte de la Victoria influyera el mito cosmogónico hindú del monte Meru, descrito como la gran montaña rodeada por el océano, y cubierta por el Cielo, donde giran Sol, Luna y Estrellas. Los palacios giratorios de cristal, en alusión a la mecánica celeste aparente, están presentes en los cuentos de hadas y relatos folclóricos.

– El monte Khajeh se formó en un cráter volcánico por erupción de basalto negro, que se eleva como una isla en medio del lago Hamún. Además de los anteriores templos, también los maniqueos mantenían un santuario propio. El nombre actual deriva de que allí se encuentra la tumba y mausoleo de Khajeh Ali Mahdi, descendenciente de Alí, yerno y primo de Mahoma, lugar de peregrinación de los chiítas.

● Como pocos años después (623) el conjunto monumental fue arrasado por el emperador bizantino Heraclio, las descripciones fabulosas que de él se relataron, influyeron en la leyenda medieval del templo giratorio del Santo Grial en Montsalvach, Monte de Salvación, o de la Salud. Aunque este nombre ya era conocido desde el siglo XI, cuando San Gausberto (1000-1081) (27 mayo) fundó la Abadía de Montsalvy (Mons salutis) en Alvernia.

● De manera más literaria y mítica el lugar fue conocido en el Medievo europeo, a partir de la novela «Historia de los Tres Reyes» de Juan de Hildesheim, como monte Vaus o Mons Victorialis, «Monte de la Victoria«, donde los magos se reunían en la caverna de la cumbre, durante tres noches alrededor de Hiberdia (día del solsticio de invierno) de cada año. Allí instituyeron un equipo de 12 astrónomos, para que observaran día y noche, hasta que descubrieron la Estrella que indicaba el nacimiento de un Rey Divino. La leyenda del Trono de los Arcos reune de manera muy difusa los dos momentos, inicial y final, de la vida de Cristo: el anuncio de su nacimiento y la cruz donde murió.

Domus Aurea

● La tradición de palacios rotatorios no era desconocida en Occidente. Nerón construyó su Casa de Oro (Domus Aurea) en Roma con una orientación astronómica del edificio que insistía en el simbolismo solar, con las terrazas de los jardines orientadas al Sur. Una gran sala redonda con cúpula, una novedad de la arquitectura romana, permitía la función de planetario. En la cima de dicha cúpula se abría un óculo cenital para el paso de los rayos del sol, y en torno a la abertura un mecanismo giraba siguiendo la rotación celeste, como si fuera una bóveda centrada en el Emperador solarizado. Suetonio describe en su «Vida de los Césares» este salón de banquetes (coenatio rotunda) que rotaba «día y noche al compás del cielo». Los cultos solares suelen tener su auge en las civilizaciones imperiales, el propio Nerón estaba iniciado en el «Banquete de los Magos», un culto sincrético que aunaba a Mitra, Helios y Apolo.

– El Trono de los Arcos también se confundió con diversos lugares sagrados asiáticos llamados «Trono de Salomón» (Takt-i-Sulaiman), por el rey bíblico judío, islamizado en el Corán como profeta.

● Uno se localiza cerca de Takab (Azerbaiyán occidental de Irán), entre Urmía y Hamadan, antiguo lugar santo del zoroastrismo, en un valle rodeado de montañas, donde se forma una pequeña meseta con un lago salado. Cerca existe un volcán extinto que según la leyenda servía de cárcel donde Salomón encadenaba a los monstruos más peligrosos. Toda la zona conserva ruinas de templos y castillos, desde principios de I milenio a.C. hasta el siglo XIV d.C., aunque predominan los de época sasánida. El santuario del Trono de Salomón (nombre posterior) era uno de los tres Fuegos Sagrados del zoroastrismo y también rendía culto a Anahita, en cuanto diosa del agua. El templo estaba rodeado por una fortaleza y en él residía el Fuego Gushnasp; entre Jorasán y Nishapur en la aldea de Mirh se encontraba el Fuego Burzen; el más importante era el Fuego de Farnbag, que se cree se localizaba en la montaña de Kavarvand, entre Jahrom y Lar.

● Otro Trono se encuentra en uno de los picos más altos de las montañas de Salomón en Baluchistán (Pakistán). Allí también asociaron al rey mago con el dominio de los genios de la montaña, que quedan libres durante un mes al año.

● La montaña sagrada de Salomón (Sulamain-Too) en Osh, ciudad del valle de Fergana (Kirguistán), encrucijada de las rutas de la seda, es lugar de peregrinación desde tiempos preislámicos. Contiene antiguos santuarios donde aún se practican ritos de cultos de sanación y cuevas con petroglifos de figuras humanas, animales y signos geométricos. En el siglo XVI los musulmanes le añadieron mezquitas y en época moderna un museo.