04 Diciembre: Santa Bárbara y las Piedras de Rayo

● Mártir de origen desconocido, siempre relacionada con las tormentas y el fuego: «Nadie se acuerda de Santa Bárbara, hasta que truena», y entonces era tradicional recitar: «Santa Bárbara bendita, / que en el cielo estás escrita / con papel y agua bendita. / Santa Bárbara doncella, / líbranos de la centella / y del rayo mal airado. / Líbranos de morir en pecado». Es patrona de bomberos, artilleros, mineros y de todos quienes tienen que tratar con fuego y explosiones. Además de las muchas jaculatorias destinadas a ella, se la invoca mientras se encienden velas benditas en los ritos caseros de defensa contra las tormentas.

● La leyenda de Santa Bárbara de Nicomedia la relaciona con una bella joven encerrada en una torre por su propio padre, al estilo de los cuentos de hadas, para defenderla de sus fogosos pretendientes. Pero como no llegó ningún héroe salvador, le permitieron instruirse con viejos maestros y entre ellos se encontraba un discípulo de Orígenes de Alejandría, cuya enseñanza logró convertir a la muchacha al cristianismo y entonces ella decidió vivir en reclusión voluntaria como ermitaña. Antes de encerrarse en la torre se sumergió tres veces en una piscina, bautizándose a sí misma. En honor de la Trinidad mandó abrir en la torre una tercera ventana.

– Enterado el padre pagano de tal actitud y viendo frustradas sus esperanzas de casarla a su conveniencia, la denunció a las autoridades y tras diversas peripecias, él mismo acabó ejecutando la sentencia de decapitación, crimen tan monstruoso que hasta el mismo cielo se enojó al contemplar tal vileza y fulminó al filicida con un rayo, caído a pesar de una atmosfera serena. Por ello la santa es también invocada para proteger contra la «mala muerte», la defunción repentina que ocurre de forma súbita e imprevista, y no da ocasión a pedir perdón por los pecados, con gran riesgo de que el difunto vaya directamente al infierno.

● A partir del siglo VII su devoción irradió desde Nicomedia de Bitinia (noroeste de la actual Turquía) y llegó a Occidente en época de las Cruzadas, aunque no adquirió auge hasta el siglo XV, sobre todo en Alemania. En España la introdujeron los peregrinos jacobeos. En su icono aparece acompañada de una torrecita con tres ventanas, a menudo con una copa en una mano y una espada en la otra.

– En Oriente es una de las grandes fiestas cristianas, en Líbano grupos de jóvenes desfilan vestidos con sacos de harina y la cara tiznada de hollín pidiendo de puerta en puerta, al son de un estruendoso redoblar de tambores. En Palestina la santa era invocada para favorecer las lluvias invernales.

● Santa Bárbara es la abogada más popular contra las tormentas, pero no la única, comparte esta cualidad con colegas del santoral situados en las típicas épocas tormentosas de finales de primavera y verano: San Marcos (25 abril); Virgen de las Nieves (05 agosto); San Bartolomé (24 agosto), y con otros menos conocidos. En casi todas los campanarios de las iglesias no faltaba una campana dedicada a Santa Bárbara. Ya en los pronósticos metereológicos de Gémino se anunciaban truenos y relámpagos por estas fechas otoñales tardías, cuando ocurrían el ocaso matutino de Sirio y el orto matutino de Altaír. A comienzos de diciembre, a menudo se producen perturbaciones atmosféricas, causantes de tormentas por el choque entre el aire frío de procedencia polar y las masas templadas del sur.

– Con el desarrollo de la ruidosa artillería y el aumento de la mortalidad en las guerras, como era más fácil morir por un tiro o un trozo de metralla que por un rayo, su patronazgo sobre las tormentas se extendió a las armas de fuego. Los polvorines y otros almacenes de explosivos se han llamado «santabárbara», sobre todo en los barcos de guerra.

– Bárbara es el femenino de «bárbaro», del griego barbaros, por el «bar-bar», o «bla-bla» que hacen los extranjeros incultos que no saben hablar en griego. En el nombre de la santa suena más bien como onomatopeya del trueno. Modernamente ha sido desfenestrada del santoral, quizá porque su culto estuvo infectado de bizarras supercherias, a menudo grotescas, de hecho es una de las santas católicas que más penetró en el sincretismo afro-americano, para enmascarar a diversas deidades del rayo, por ejemplo, Changó, orishá del candomblé de Brasil.

● Otros mártires legendarios de Nicomedia son los esposos San Adrián y Santa Natalia (08 septiembre), cuyo culto tuvo cierto arraigo en la España visigoda y en los países eslavos. El nombre Adrián procede de una familia romana originaria de Hadria, junto al mar Adriático. Natalia es lo mismo que Natividad.

– En la época de las grandes pestes del Bajo Medievo se iniciaron intentos de formar agrupaciones de santos que ayudaran a buscar los protectores más apropiados a cada necesidad y al mismo tiempo aumentar la fuerza conjunta de su intercesión ante el Señor. La fama de Santa Bárbara surgió de una de estas listas originada en el sur de Alemania: «Los Catorce Santos Auxiliadores» (o Apotropeanos), todos ellos legendarios, precisamente cuando la artillería empezaba a destacar en las guerras. La fiesta colectiva de esta santa cofradía es el 08 agosto.

– Este gremio de santos se difundió a partir de las visiones de un pastorcillo que cuidaba rebaños de ovejas, pertenecientes al monasterio de Bad Staffestein, cerca de Bamberg (Baviera), en 1445, quien oyó el llanto de un bebé al que encontró sobre un montón de heno, el niño le sonreía y desaparecía. Varias veces le ocurrió lo mismo, hasta que contó sus visiones a sus padres y un sacerdote, pero no volvieron a ocurrir hasta un año después cuando el niño de la visión, junto con otros 13 niños más, se presentaron como los santos auxiliadores y con el encargo de que se les construyera una capilla para su veneración. Tras el correspondiente milagro de sanación, se consolidó el culto colectivo en la capilla del cobertizo del monasterio donde ocurrieron las visiones, que más tarde se transformaría en un santuario barroco del siglo XVIII. La leyenda no dice quienes eran esos 14 santos, pero a partir de un grupo previo de cinco se amplió con facilidad a 14, pues la Iglesia con su abultado santoral tiene para dar y regalar. La lista oficial es la que sigue, aunque a menudo se sustituyen algunos por otros santos locales. En orden alfabético son:

Santo y (Fecha) – AtributoAuxilio

– Sº Acacio (22 septiembre) – Corona de espinas – Miedo a las dudas y a la muerte

– Sª Bárbara (04 diciembre) – Torre y rayo – Patrona de los moribundos

– Sº Blas (03 febrero) – Cueva con animales feroces – Dolor de garganta

– Sª Catalina (25 noviembre) – Rueda y espada – Problemas de lengua y del habla

– Sº Ciriaco (16 septiembre) – Demonio encadenado – Invocado en la hora de la muerte

– Sº Cristóbal (10 julio) – Gigantón – Prepara el alma para morir

– Sº Dionisio (09 octubre) – Cabeza debajo del brazo – Dolores de cabeza

– Sº Erasmo (05 marzo) – Devanadera extrae-tripas – Cólicos intestinales

– Sº Eustaquio (03 noviembre) – Ciervo que ostenta la cruz – Resolver las situaciones difíciles

– Sº Gil (01 septiembre) – Cierva – Realizar una buena confesión

– Sº Jorge (23 abril) – Matando al dragón – Cura los animales domésticos

– Sª Margarita (20 julio) – Dragón domado – Patrona de las embarazadas

– Sº Pantaleón (27 julio) – Médico con león – Patrono de los médicos

– Sº Vito (15 junio) – Niño en una caldera – Epilepsia

● Las tres santas de la lista (Santa Bárbara, Santa Catalina y Santa Margarita) junto a Santa Dorotea también son llamadas las «Cuatro Vírgenes Capitales«.

● Otro grupo surgido en la misma época del Bajo Medievo en Alemania es el de los Cuatro Santos Mariscales (San Antón, San Cornelio, San Huberto y San Quirino) así llamados por creer que tenían especiales poderes de lucha contra las adversidades.

● Al igual que al percutir un pedernal con un eslabón salta una chispa, se creyó que relámpagos y rayos surgían del entrechocar de piedras transportadas por las nubes, al tiempo que se desprendían y caían a tierra. Se consideró que los pedernales pulidos tenían especiales virtudes para evitar ser fulminados por los rayos, y por eso los llamaron «piedras de rayo«. Aunque el pedernal, como su nombre indica, es la «piedra» por antonomasia, también se usaban otros tipos de piedras, naturales o elaboradas, pero siempre puntiagudas. En general, se admitía que procedían de las puntas de los rayos y cuando descendían desde las nubes penetraban en el suelo hasta una profundidad de siete medidas (varas, metros). Después, la piedra asciende al ritmo de una medida por año, hasta reaparecer en la superficie donde cayó al cabo de siete años justos. Se creía que donde caía un rayo se acumulaba un gran poder y por tanto era muy improbable que impactara otro. En la antigua Roma la caída de un rayo sobre un lugar o una persona era considerada un designio de Júpiter Fulgurante de convertir en propiedad suya, la persona o el sitio donde había caído la centella.

– Por afinidad, la piedra de rayo servía de pararrayos mágico, usada como amuleto, colocada en un lugar estrátegico para proteger la casa, en especial en las aberturas: chimenea, dintel de la puerta, ventana; en los cencerros para defender a los rebaños; en un árbol frutal para asegurar los huertos; o llevada bien pegada al cuerpo para escudar a la gente en campo abierto durante el fragor de la tormenta. Antiguamente muchos viajeros, pastores y quienes tenían que salir a campo libre llevaban la piedra siempre consigo, como una especie de repelente de los rayos. Como ocurre con muchos objetos mágicos tenía que ser adquirida sin que mediara dinero alguno, tenía que ser encontrada, robada o regalada, en este último caso sin dar las gracias. Eran consideradas un tesoro pues no solo eran amuletos evitadores del mal, también son talismanes atraedores del bien y la felicidad. Gracias a su gran prestigio mágico las piedras de rayo aumentaron su supuesta eficacia como remedio de fiebres, traumatismos de combate y envenenamientos, entre otras enfermedades humanas y veterinarias. Debido a la gran fuerza y energía potenciales que guardan, en ocasiones pueden provocar catástrofes, de ahí el cuidado exquisito con el que se las trataba, casi nunca se las mostraba y se mantenían bien guardadas a recaudo de cualquier mirada. Incluso, las consideradas de gran poder, se heredaban por generaciones como uno de los mayores bienes del patrimonio familiar.      

– Las creencias en estos pedernales, extendidas por todo el mundo, han sido relacionadas con las armas de los dioses Tormenta lanzadores de rayos: hacha de Thor, puntas de flecha de Júpiter, dardos de hada; o incluso con partes corporales duras, como huesos, dientes o uñas de algún dios tronante. En otros casos son los «nuberos», genios y espíritus de las nubes, los administradores de los poderes tormentosos. Al parecer, los dioses conseguían la materia prima de las piedras de rayo extrayéndola del «firmamento», recordemos que la bóveda celeste era considerada «firme» y sólida, lo cual también suponía que venían cargadas con energías celestiales. Uno de los nombres del rayo en vasco es ozkarri, «piedra del cielo».

● En todo caso estas creencias son el último residuo de un primitivo culto paleolítico del hacha de pedernal o sílex, como se demuestra en el exquisito cuidado que se tuvo al depositarlas al lado de ciertos cadáveres para protección del difunto en sus andanzas por el Más Allá o no ser perturbado por fuerzas hostiles. Antes de conocerse que estos tipos de sílex eran productos de fabricación humana, los eruditos los llamaban con el término latino ceraunia, tomado del griego keraunos, «rayo». A partir del Renacimiento se empieza a dudar de su origen tormentoso, y ya en plena Ilustración, tras conocerse su uso por indígenas americanos y de otros países, así como el inicio de las primeras excavaciones arqueológicas de antiguas sepulturas, donde aparecen estos pedernales enmangados en astas de ciervo, se descubre que son puntas de flecha, lanza o hacha, talladas por los hombres primitivos. Los arqueólogos las llaman bifaces del Paleolítico y «hachas de sílex pulimentado», frecuentes en el Neolítico. Algunos piensan que la fama de las piedras del rayo se originó en el culto prehistórico a las utensilios y armas de piedra y que luego se integró, tras el desarrollo de las herramientas de metal, en un conjunto mineral más amplio. De hecho, aunque ya obsoletas, las hachas de pedernal se siguieron usando de forma ritual hasta tiempos históricos, por ejemplo, en algunos sacrificios. Para los guerreros vino a ser el arma ancestral de lucha, previa a las posteriores de bronce y hierro.

● En muchos lugares se habla de piedras de rayo que no responden a estas características. En unos casos estaban más bien asociadas a la brujería, en especial las más pequeñas y filosas puntas de flecha, pues se las relacionaba con los dardos mágicos tan usados por los hechiceros en sus continuas peleas entre ellos durante sus trances, o trabajando en el desempeño de su labor profesional proporcionaban a sus clientes estas piedras puntiagudas como amuleto.

– Otras piedras de rayo son simples piedras protectoras que han sido recogidas en momentos o fechas especiales del calendario (Nochebuena, Noche de Gloria Pascual, Noche de San Juan, etc.) o bendecidas con ritos y conjuros para usarlas como talismanes contra tormentas, enfermedades, malos espíritus, o bien para obtener suerte y fortuna. En otras ocasiones son piedras recogidas por sus formas raras o llamativas (flores, estrellas, cruces, redondas…), a menudo fósiles.

– Otros protectores contra los rayos eran: burros, laureles y olivos; y por el contrario: perros, robles e higueras, los atraen. Las propias personas «asombradas» por el rayo, y no morían, tenían un estado ambiguo, por un lado se los temía y por el otro quedaban agraciados, en ambos casos debido al plus de energía acumulada. En algunos culturas, por ejemplo en la antigua Roma, a los fulminados por el rayo que morían los dejaban sin enterrar y el lugar quedaba delimitado con múltiples tabúes.

● Científicamente las «auténticas» piedras de rayo se llaman fulguritas, que como indica su nombre surgen cuando el fulgor del rayo impacta sobre un suelo arenoso, penetrando en su forma clásica zigzagueante y formando una estructura cilíndrica vidriosa ramificada. La fulgurita viene a ser un rayo petrificado en forma de tubo de vidrio, con el exterior rugoso por quedar sin fundirse del todo.